Uno de cada cinco adultos en Estados Unidos son acaudalados

Por Hope YEN / Associated Press

La riqueza no solamente favorece al 1% de los supermillonarios en Estados Unidos.

Un 20% de los adultos se hacen ricos durante parte de su vida y ejercen influencia sobre la economía y la política de la nación. Este grupo poco estudiado podría representar el mayor obstáculo para reducir la desigualdad de ingresos.

El número creciente de los pobres ha sido bien documentado, pero datos suministrados a The Associated Press detallan la otra cara de la moneda: el surgimiento de los “nuevos ricos”.

Integrado en gran parte por profesionales de mayor edad, matrimonios en los que marido y mujer trabajan, y solteros de educación esmerada, el grupo de los nuevos ricos está integrado por aquellos que tienen ingresos de 250 mil dólares anuales o más durante sus vidas de trabajo. Eso los coloca, a veces temporalmente, en el 2% de más ingresos.

Aun al margen de sus períodos de mayores ganancias, los miembros de este grupo generalmente están en el rango de los que ganan por lo menos 100 mil dólares anuales, lo que los encuadra en el 20% superior.

Las compañías están enfocándose más en esta franja demográfica con una profusión de productos y servicios de lujo, desde café Starbucks de máxima calidad y almacenes de alimentos orgánicos hasta medicina personalizada. Los partidos políticos están revaluando este grupo, que solía ser republicano en su mayoría.

No son los ricos tradicionales.

En un país donde la pobreza ha alcanzado una altura récord, los nuevos ricos de hoy son notorios por estar conscientes de su fragilidad económica. En muchos casos han llegado al 2% superior para caer por debajo nuevamente. Las encuestas sugieren que eso los hace mucho más conservadores en lo fiscal que otros estadounidenses, con menor probabilidad de apoyar programas públicos como cupones de alimentos o educación pública temprana para ayudar a los más necesitados.

La semana pasada, el presidente Barack Obama afirmó que la creciente desigualdad es “el desafío definitorio de nuestra era”, y anticipó que será un tema central para los demócratas en las elecciones del año próximo.

Nuevas investigaciones sugieren que los estadounidenses acaudalados son más numerosos de lo que indican los datos del gobierno, con un 21% de adultos en edad de trabajo durante por lo menos un año para cuando alcanzan los 60 años. Esa proporción se ha duplicado con creces desde 1979.

Simultáneamente, una creciente polarización de trabajos de bajo salario, por una parte, y trabajos sumamente especializados por otra, ha vaciado las carreras de medianos ingresos.

“Para muchos en este grupo, el llamado sueño americano no está muerto. Han alcanzado la opulencia durante partes de sus vidas y lo ven como algo bien accesible, aunque el sueño se haya hecho más inalcanzable para todos los demás”, afirma Mark Rank, profesor en la Universidad Washington en San Luis, quien calculó el número de los acaudalados para su libro “Chasing the American Dream” (Persiguiendo el sueño americano) a ser publicado por la Oxford University Press.

Como el grupo de mayor crecimiento en base a sus ingresos, los nuevos ricos tienden a disfrutar de mejores escuelas, empleos y comunidades de acceso restringido, lo que les facilita la transmisión de sus privilegios a sus descendientes.

Su éxito tiene implicaciones para la política.

El grupo es más liberal que los grupos de menores ingresos en cuestiones como el aborto y el casamiento homosexual, según un análisis de datos de la Encuesta Social General del Centro de Investigación de Asuntos Públicos AP-NORC. Pero en lo que a dinero se refiere, su posición no es tan abierta. Temen cualquier medida del gobierno tendiente a disminuir la desigualdad en los ingresos.

En una encuesta Gallup en octubre, el 60% de los que ganaban 90 mil dólares o más por año dijeron que los estadounidenses promedio tenían “muchas oportunidades” para salir adelante, mientras que el 48% de los que ganaban menos de 48 mil opinaron igual.

Los nuevos ricos representan unos 25 millones de hogares y casi el 40% del total de los gastos de consumo. Los blancos tienen el triple de probabilidad de alcanzar este grupo que los no blancos. WASHINGTON (AP)

 

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