Lo de aquí... lo de allá: Pintarse y manejar

Cada vez que conduzco, aquí en Nevada o allá en México, observo invariablemente, damas manejando o conduciendo un auto con una mano y, con la rodilla o sabrá Dios cómo, volviendo su rostro hacia el espejo retrovisor para pintarse o quién sabe qué tanto se hacen para llegar bien presentadas. Que bien por su imagen, que mal por la seguridad de ellas, los niños o pasajeros que van con ella y para nosotros los que estamos cerca porque eso es un inminente peligro, ¿o no?

Esta semana tengo que escribir de esta práctica que las damas realizan al conducir, esta vez por la Eastern me tocó otra vez ver esto, pero ahora, y solo ponga atención, la señora conducía temprano con niños de pasajeros, tenía su hombro recogido sosteniendo un teléfono celular, la mano izquierda sobre volante y la derecha con un cepillo recorriendo su rostro y peinándose mirando al espejo retrovisor... un verdadero acto digno para un show de malabarismo, de pronto cambia a luz verde el semáforo y por segundos solo esperaba el auto de atrás hasta que le sonó el claxon.

Decía mi profesora de secundaria, la profesora Cholito, cito: “Vale más llegar 15 minutos antes y no uno después”. Cada día por tres años escuchábamos esto y es que muchas de estas señoras o damas parece que van tarde y usan el camino a su trabajo o destino para convertir sus autos en salones de belleza. Sin duda y lo hemos dicho en esta columna anteriormente, las mujeres son dignas de reconocimiento, pues no solo cuidan niños, cocinan, administran la economía familiar, unas hasta trabajan fuera del hogar, además, son personas que realmente no se les puede criticar por este tipo de prácticas pero sí debemos alertarlas y solicitarles que no manejen y se pinten, y mucho menos que usen el celular cuando estén detrás de volante.

Tal vez que recorran media hora su reloj biológico, que no dejen todo para lo último. Prevenir es no lamentar, porque no solo están expuestas a un accidente, nos ponen a todos a temblar, por si fuera poco están en peligro de que la policía las infraccione, con ello sus pólizas de seguro suben perjudicando la economía familiar. Esta práctica señoras de aquí y de allá, en países de donde somos originarios es “Perder Perder”

¡Ánimo!

Xavier@rivas.com

 

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