Las personas que más sonríen en el mundo pertenecen a países de inmigrantes ya que sus habitantes en general ofrecen ese gesto amistoso para superar las barreras sociales y del idioma, concluyeron científicos estadunidenses.
Tal conclusión, que podría explicar el por qué los ciudadanos de Estados Unidos son más sonrientes que los de China o de Rusia, fue resultado de una nueva investigación sobre el papel de la migración en la formación de una cultura de la emoción.
Los científicos han sabido por décadas que las sociedades tienen sus propias reglas -no escritas- acerca de cuándo es apropiado sonreír, fruncir el ceño o enojarse, normas que son parte inherente de cada país.
Estas reglas influyen en cómo y cuándo las personas expresan su alegría o su molestia y los investigadores suelen estudiar estas diferencias geográficamente, constatando que Estados Unidos y Occidente tienden a ser más expresivos que China y Oriente.
Paula Niedenthal, psicóloga de la Universidad de Wisconsin, Madison, refiere que la idea de esta investigación surgió cuando leyó la famosa serie de lecturas infantiles “La Casa de la Pradera”, de Laura Ingalls Wilder. Los personajes de las historias están constantemente interactuando con personas que provienen de países diferentes, “me llamó la atención el hecho de que la gente en Suecia vive en armonía con polacos y alemanes, me pregunté ¿cómo le hacen?”, afirma Niedenthal.
La psicóloga y sus colegas sospecharon que, con el tiempo, los países sin muchos inmigrantes estarían de acuerdo sobre las normas para las emociones a mostrar en ciertas situaciones. Incluso que la gente suprimiría sus verdaderos sentimientos para no alterar la jerarquía.
En Japón, por ejemplo, los subordinados utilizan sonrisas alrededor de sus jefes para ocultar la sensación de malestar, mientras que para otros países con un pasado más diverso, la historia sería diferente.
“Estamos hablando de una colisión de diferencias de idiomas y cultura”, dice Niedenthal y afirma que la gente en estas situaciones tendrían que reforzar sus expresiones faciales para superar la barrera del idioma.
Para probar su hipótesis, los investigadores necesitaron una manera de medir cuánta migración ha experimentado un país y dieron con la heterogeneidad histórica, que captura la historia de las migraciones de un país en un solo número.
Es un recuento de naciones que han contribuido, aunque con porcentaje pequeño (0.1 por ciento), a la población de un país. Por ejemplo, la puntuación de Canadá es 63, lo que significa que gran parte de su población llegó de 63 países diferentes en los últimos 500 años.
Por el contrario, China y Japón tienen una puntuación de 1, números que los investigadores compararon de algunos datos re analizados de un estudio anterior sobre la expresión emocional.
A continuación, el equipo se centró en un tipo particular de la expresión facial: la sonrisa, y llevaron a cabo un nuevo estudio de 726 personas en nueve países, entre ellos Estados Unidos, Japón y Francia. En esta etapa, los participantes también completaron una encuesta que preguntaba sobre lo que constituye una buena razón para que alguien sonría más y entre las opciones estaban “ser una persona feliz”, “quiere vender algo” y “se siente inferior a ti”.
Para cada razón para sonreír, los participantes eligieron de entre siete opciones, desde muy en desacuerdo a muy de acuerdo. Finalmente los investigadores compararon los resultados de cada país con sus números de migración.
Encontraron que la población en los países con mayor inmigración en los últimos 500 años eran más propensos a interpretar sonrisas como gestos amistosos, mientras que aquellos con menos migración pensaron que éstas estaban relacionadas con la jerarquía social.
Estos resultados, publicados en la revista Science, servirán para un nuevo estudio de la expresión emocional en EU, que ha experimentado diferentes cantidades de migración a lo largo de su historia. Washington (NOTIMEX).