Por Lori HINNANT y Angela CHARLTON
Abochornada por la filtración de conversaciones de tres presidentes sucesivos y enfurecida por las nuevas pruebas de espionaje por parte de Estados Unidos, Francia exigió respuestas a Washington el miércoles 24 y reclamó un “código de conducta” entre aliados.
Por su parte, la Casa Blanca informó que el presidente Barack Obama aseguró al mandatario francés que Estados Unidos no tiene como blanco sus comunicaciones.
El ministro del Exterior francés convocó a la embajadora estadounidense para que respondiera sobre las filtraciones de WikiLeaks y los ojos franceses se posaron en la planta alta de la embajada al conocerse informes de que las ventanas falsas ocultan un nido de equipos de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a la vuelta de la esquina del Palacio del Eliseo.
“Nuestros aliados estadounidenses asumieron compromisos. Es necesario recordarlos con firmeza y respetarlos estrictamente”, dijo el primer ministro Manuel Valls. “Ser leal no significa obedecer a ciegas”.
Los presidentes Francois Hollande y Barack Obama hablaron por teléfono, y el estadounidense reiteró sus promesas de poner fin a las tácticas de espionaje que se consideran “inaceptables entre aliados”, dijo Hollande. Es la misma promesa que hizo Obama cuando el ex contratista de la NSA Edward Snowden reveló el alcance de los poderes de la agencia estadounidense en 2013.
Aunque no causaron sorpresa, las revelaciones colocaron a los dos países en una situación embarazosa.
El servicio de contraespionaje francés quedó en entredicho en el más alto nivel. En cuanto a Estados Unidos, no solo se demostró que espía conversaciones privadas de uno de sus aliados más estrechos sino que es incapaz de guardar sus propios secretos.
“La regla del espionaje, incluso entre aliados, es que todo está permitido mientras no se lo descubra”, dijo Arnaud Danjean, ex analista del espionaje francés y ahora legislador europeo, a radio France-Info. “Los estadounidenses han quedado demasiadas veces al descubierto con las manos en la masa, y esto los desacredita”.
Los franceses no niegan la necesidad de un buen servicio de espionaje: desde hace mucho tiempo confían en la cooperación con Estados Unidos para combatir el terrorismo al tiempo que tratan de mejorar su propio servicio.
Las revelaciones del miércoles 24 aparentemente coincidieron adrede con la votación final en el parlamento francés de una ley que otorga nuevos poderes al servicio de espionaje, en particular para contrarrestar amenazas de extremistas franceses vinculados con la yihad.
Hollande, que calificó el espionaje de violación “inaceptable” de la seguridad, convocó a dos reuniones de emergencia, la primera con funcionarios de seguridad y la segunda con jefes del legislativo.
En los documentos, altos funcionarios franceses en París entre 2006 y 2012 parecen hablar con franqueza sobre la economía griega, las relaciones con Alemania y el espionaje de aliados por Estados Unidos.
La planta alta de la embajada estadounidense, visible desde el palacio presidencial del Eliseo, aparentemente estaba llena de equipos de espionaje ocultos detrás de ventanas cuidadosamente pintadas, según el diario Liberation, que publicó los documentos en sociedad con WikiLeaks y el sitio de internet Mediapart.
La embajadora estadounidense Jane Hartley fue convocada. Hollande próximamente enviará a su principal coordinador de inteligencia a Estados Unidos para garantizar que se cumplan las promesas hechas luego de las revelaciones de 2013 y 2014, dijo un vocero. PARIS (AP)