Quizá cuando usted lea este comentario ya pasó su “Viernes negro” o Black Friday en inglés. Pero igual aplica para las veces que piense comprar en grande. Los días alrededor del Thanksgiving inevitablemente están vinculados al comercio, así que obtenga provecho de ello.
El viernes negro es un componente de la sociedad norteamericana, aunque a muchos nos les gusta porque el Thanksgiving es de recogimiento, de pasarla en familia y con los amigos, de descanso y reflexión. Es cierto. Pero también lo es que el tradicional viernes negro y sus días “agregados” que por cierto algunos estados han puesto límites a esas “extensiones” que adelantan desde un día antes la fecha.
Tiene razón la gente que se opone al viernes negro y sobre todo a las “extensiones” antes de la fecha, porque le quita sentido a la celebración. Ahí hay que quedarnos en casa, controlar los impulsos de compra. O bien limitarse al tradicional viernes negro, no antes.
Pero por el otro lado también es cierto que la gente necesita comprar –y las empresas mover sus mercancías--, lo que implica que los fabricantes también se pondrán en marcha.
Un sondeo de opinión –que se publica en esta edición—indica que la confianza del consumidor ha bajado recientemente. También se ha divulgado que los comerciantes esperan ligeramente menos ventas comparado con el mismo periodo del año pasado. Se entiende porque la economía en general todavía no se recupera del todo.
Pero precisamente ahí es a donde quiere llegar este comentario, a resaltar que este viernes negro es el momento del año cuando el consumidor y el comerciante pueden mandar un claro mensaje para fortalecer la economía.
Ojo, no se trata de decir que todo está bien, ni pensar que toda la gente tiene la misma situación, o estamos en bonanza para comprar y comprar, no. Pero sí entender que el sistema económico se agiliza con el consumo. El consumidor tiene la fuerza para impulsar o debilitar el sistema y estos son los días para mostrarlo.
En otras palabras hay que comprar, pero hay que hacerlo con plan, con control, de manera inteligente, lo cual quiere decir “no compres lo que no necesitas”. Y se debe aprovechar las ofertas, tomar ventaja de los buenos precios y rebajas que da el comercio.
Aquí es donde se ubica la otra parte de esa dinámica para la economía, en que el comerciante haga su parte al ofrecer buenos precios. ¿O no es cierto?
Los fabricantes, prestadores de servicios y comercio en general necesitan dar muestras de que también quieren mejorar la economía nacional y local.
Con todo esto tenemos que la gente que va a usar el viernes negro y sus “extensiones” lo haga pensando en que con ello se debe beneficiar (comprando inteligentemente), y también contribuirá a impulsar el engranaje de la economía. Para decirlo de otra manera, si se va a sumergir en la fiebre de compras hay que hacerlo bien y sacarle provecho, para que su viernes negro se le convierta en posteriores días claros. Felicidades.