Por Roberto PELÁEZ
Con la presencia de los cónsules de Guatemala, Nicaragua -radicados en Los Ángeles- y El Salvador, el pasado domingo 20 alrededor de un centenar de personas conmemoraron el 194 aniversario de la independencia centroamericana.
Desde temprano comenzó el ajetreo en un salón próximo a Eastern y Flamingo, donde hubo desfile de las banderas, himnos nacionales, intervenciones de los diplomáticos y del senador estatal Rubén Kihuen.
El cónsul guatemalteco Francisco Cuevas y el de Nicaragua Leopoldo Castrillo agradecieron la invitación y la posibilidad de compartir con sus connacionales un aniversario más de la independencia, mientras Tirso Sermeño, en su condición de cónsul anfitrión, resaltó la oportunidad de celebrar en familia, dijo, y mencionó de manera breve algunos detalles históricos relacionados con la efemérides.
Somos como cinco hermanos pequeños unidos por la geografía, la historia, y eso nos hace más fuertes, a la vez que se hacen realidad los sueños de quienes lucharon por la independencia centroamericana, aseveró.
Por otro lado reconocemos y agradecemos a este país (Estados Unidos) que nos acoge y permite a nuestra gente trabajar, vivir en mejores condiciones, de manera que podemos ayudar a los familiares.
En un aparte con El Mundo Castrillo destacó: me siento muy feliz, vine desde Los Ángeles un día antes (sábado 19) y significa mucho estar con mis connacionales y parte de la gran familia centroamericana; espero que la invitación se mantenga en próximos años. El paso de las banderas y escuchar los himnos nacionales, incluidos el de Estados Unidos fue un momento muy emocionante, subrayó.
Cuevas, por su parte, dejó sentado: me alegra ver a tantos connacionales juntos, para ustedes trabajamos, más aun reconforta verlos reunidos para conmemorar la independencia, la fecha más importante de cada una de nuestras naciones.
No estuvieron los cónsules de Honduras y Costa Rica, ni siquiera alguien en representación de ellos. No hubo explicación por esas ausencias.
El senador Kihuen, luego de agradecer a los organizadores la invitación, llamó a reflexionar sobre la diversidad que hace grande a los Estados Unidos; estamos aquí representantes de varios países, mexicanos, nicas, salvadoreños, hondureños, guatemaltecos, ticos, cubanos... es muy rica la diversidad, aquí trabajamos, nacen nuestros hijos, los vemos crecer, educarse, eso debemos reconocerlo, a la vez que mantenemos vivas nuestras raíces, los lazos que nos unen a la tierra de nuestros padres.
Fue muy aplaudida la entrada de Cinthia Lisbeth Herrera, descendiente de nicaragüenses, con un vestido del diseñador nica Marvin Bendaña, donde aparte de los colores blanco y azul de la bandera se distinguía la flor nacional del pequeño país. La anciana María Teresa Baca, de 81 años, enjugó sus lágrimas al escuchar el himno de Nicaragua... estoy muy emocionada, dijo con voz entrecortada.
La hondureña Beatriz Tomé, residente en Las Vegas, platicó con El Mundo: es la primera vez que asisto a este ceremonia, no sabía que se efectuaba, me invitaron y aquí estoy, mi hija es la adolescente que porta la bandera de nuestro país; para nosotros es un orgullo, nos sentimos muy bien.
A las banderitas de los cinco países, los vestidos típicos de las naciones centroamericanas, se unieron expo de libros, artesanía, mapas, además de música grabada, la participación del violinista Mariano Castro y el joven Nixon López, cuyas interpretaciones fueron muy aplaudidas.