Los abogados del Departamento de Justicia de Estados Unidos y los del gigante tecnológico Google presentaron sus argumentos finales en un juicio clave que podría definir el futuro de internet y donde se decidirá si la compañía monopolizó ilegalmente el mercado de la publicidad en línea.
La sesión de cierre tuvo lugar en un tribunal federal de Alexandria (Virginia), tras 15 días de audiencias.
En sus alegatos, los representantes del Departamento de Justicia argumentaron que Google controló de forma abusiva los mercados de servidores de anuncios y redes publicitarias, además de intentar dominar los intercambios publicitarios que conectan a compradores y vendedores.
Según señalaron, “Google manipuló las reglas del juego” y pidieron al juez que sancione a la empresa por su conducta anticompetitiva.
Por otro lado, los abogados de Google sostuvieron que las acusaciones carecen de fundamento y que el Departamento de Justicia no ha logrado probar sus afirmaciones.
Además, defendieron que el gobierno no comprende adecuadamente el mercado de la publicidad en línea ni la intensa competencia que caracteriza este sector.
El caso ahora está en manos de la jueza Leonie Brinkema, del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Este de Virginia, quien asumió su cargo en 1992 tras ser nominada por el expresidente Bill Clinton (1993-2001).
Este juicio es uno de los varios procesos abiertos contra Google por supuestas prácticas anticompetitivas. En otro caso, el Departamento de Justicia busca que Alphabet, matriz de Google, se desprenda de su navegador Chrome tras un fallo que determinó que la empresa monopolizó ilegalmente las búsquedas en internet.
La causa actual comenzó en 2023, cuando el Departamento de Justicia y varios estados demandaron a Google, acusándola de monopolizar tres áreas de la tecnología publicitaria: servidores de anuncios para sitios web, intercambios publicitarios y redes utilizadas por los anunciantes.
Google ha rechazado estas acusaciones, señalando que dividir su negocio en esas categorías es erróneo y que su actividad debe entenderse como un único ecosistema en el que interactúan editores de sitios web y anunciantes. Washington (EFE)