El primer laboratorio orbital chino Tiangong-1 se desintegró este día al entrar de nueva cuenta a la atmósfera terrestre, tras casi siete años de operaciones en el espacio.
Los restos del primer laboratorio chino, cuyo nombre significa palacio celestial, cayeron en la zona central del Pacífico Sur, a unos miles de kilómetros al noreste de Nueva Zelanda.
La nave que se desplazaba sin control desde 2016, pesaba 8 mil 506 kilos, con una dimensión de 12 metros de largo y tenía un diámetro cercano a los 3.3 metros.
El Tiangong-1 fue lanzado desde Jiuquan el 29 de septiembre de 2011, en un vuelo de prueba a fin de mostrar la tecnología de acoplamiento requerida para una futura estación espacial.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), informa que el laboratorio era pieza importante en el objetivo del país asiático en la creación de una estación espacial prevista para 2020.
La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) destaca que cada semana en promedio, un satélite sustancial e inerte cae en la atmósfera terrestre.
Cada año, cerca de 100 toneladas de satélites, naves espaciales no controladas, tapas superiores gastadas y objetos desechados como cubiertas de instrumentos caen a la atmosfera.
Ante este tipo de fenómenos, un grupo de expertos en residuos espaciales de la ESA controla dichas reentradas y avisa a las autoridades civiles europeas sobre las posibles zonas de impacto.
A pesar de que la mayoría de los objetos se quema en la atmosfera, algunos sobreviven al fuego para llegar a la superficie. Sin embargo, debido a que el planeta está cubierto en su mayoría por agua, gran parte de los residuos se hunden en el fondo de algún océano o aterriza lejos de áreas de habitación humana.
Mientras se encuentran en órbita, los objetos son rastreados por una red de radares militares de Estados Unidos, la cual comparte los datos con la ESA, ya que Europa no tiene esa capacidad propia. México (NOTIMEX)