La venezolana-estadounidense Noelia Voigt (24 años) anunció en sus redes sociales que renunciaba a su corona de Miss Universo, concedida el pasado mes de noviembre, para dar prioridad a su salud mental
“En la vida, yo valoro realmente la importancia de tomar decisiones que sean lo mejor para uno y para su salud mental. Como individuos, crecemos a través de experimentar diferentes cosas que nos llevan a conocernos mejor (...) Nunca pongas en peligro tu bienestar físico y mental. Nuestra salud es nuestra riqueza”, explicó Voigt al inicio de un comunicado publicado en Instgram.
Un ‘post’ que fue acompañado por un pie de foto en el que podía leerse: “Me doy cuenta de que esto puede ser un gran shock para muchos (...) Un millón de gracias a todos por vuestro apoyo constante e inquebrantable. Hora de escribir el siguiente capítulo”.
El comunicado de Voigt concluye: “Espero seguir inspirando a otros a mantenerse firmes, dar prioridad a su salud mental, abogar por sí mismos y por los demás usando su voz, y nunca tener miedo de lo que depara el futuro, incluso si parece incierto”.
Medios estadounidenses recogieron la respuesta de un portavoz de la organización Miss USA en la que aceptaba la renuncia de Voigt y valoraba que el “bienestar” de sus integrantes es una “prioridad” que compartía, asegurando que están revisando el protocolo para “una transición de responsabilidades a la sucesora” cuyo nombre anunciarían pronto.
Natural de Utah, Voigt -primera venezolana-estadounidense en ostentar dicha corona- sucedió a Morgan Romano, de Carolina del Nortel, el año pasado y ahora podría ser Savannah Gankiewicz, de Hawai y finalista de la última edición, quien podría recibir la corona que ha dejar libre la también decoradora de interiores.
Tras ganar el certamen de belleza en noviembre, Voigt dijo que estaba orgullosa de su trabajo con Smile Train, una organización sin ánimo de lucro que ofrece cirugía correctiva a niños con labio leporino y paladar hendido, así como de su defensa de la lucha contra el acoso escolar y los derechos de los migrantes. Nueva York (EFE)