Por Linda A. JOHNSON
Durante decenios, los alérgicos al polen tenían dos opciones para aliviar su mal: píldoras o atomizadores nasales, que los aliviaban brevemente de los estornudos y el picor en los ojos. Otra opción eran las vacunas, que a lo largo de los años reducen la reacción demasiado fuerte del sistema inmunológico.
Sin embargo, ahora los pacientes tienen otra terapia para entrenar sus defensas, una nueva tableta que se toma una vez al día y que se disuelve fácilmente debajo de la lengua y aumentar gradualmente la tolerancia al polen, de manera parecida a las vacunas.
“Han pasado décadas desde el último gran avance”, dijo la doctora Rachel Szekely, alergista de la Cleveland Clinic.
La parte negativa es que hay que comenzar el tratamiento pocos meses antes de la temporada del polen. Eso significa que para ahora ya es demasiado tarde para los alérgicos a cierto tipo de polen, pero no para otros.
La Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA) aprobó en abril dos tabletas de Merck, Grastek para el polen de pasto y Ragwitek el polen de ambrosía, además de otra tableta contra el polen de pasto llamada Oralair y fabricada por Stallergenes.
Las nuevas tabletas pudieran popularizarse entre los que no les gusta tomar otros antihistamínicos que les provocan somnolencia o no son lo suficientemente efectivos. Probablemente resultarán mejores para pacientes con alergia severa a quienes no les gusta inyectarse o no pueden verse frecuentemente con el alergista, razones clave por la que sólo un 5% de los pacientes en Estados Unidos que pudiera beneficiarse de las vacunas se inoculan.
Mientras tanto, otros tratamientos para combatir la alergia al cacahuate y los huevos, por ejemplo, están en diferentes etapas de pruebas y pudieran resultar en grandes avances.
El laboratorio farmacéutico Merck & Co. realiza las últimas pruebas a una tableta contra la alergia a los ácaros de polvo que pudiera llegar al mercado en los próximos dos a tres años y estudia otras terapias.
Por su parte, Stallergenes SA, de Francia, prueba una tableta contra la alergia al abedul y, en colaboración con Shionogi & Co. Ltd., de Japón, píldoras contra la alergia a los ácaros de polvo y el polen de cedro japonés. En Gran Bretaña, los laboratorios Circassia Ltd. realizan las pruebas finales a un tratamiento contra la alergia a los gatos y otros seis en etapas iniciales de estudio.
Un puñado de empresas también investigan nuevas formas de administrar tratamientos de inmunoterapia, como gotas sublinguales, cápsulas y parches dérmicos, dijo la doctora Linda Cox, alergista de Fort Lauderdale, Florida y ex presidenta de la Academia de Alergia, Asma e Inmunología de Estados Unidos.
Sin embargo, las nuevas tabletas no son para todos el mundo, particularmente pacientes con rechazo a múltiples sustancias, dijo Szekely.
Las tabletas también son caras. Merck, con sede en Whitehouse Station, Nueva Jersey, cobra aproximadamente 8,25 dólares por cada tableta (hay que tomarla todos los días) y Stallergenes unos 10 dólares. Se espera que las aseguradoras cubran la mayor parte del costo, como solían hacer con las vacunas, que sólo cuestan entre 15 y 25 dólares por visita sin seguro, porque las administra una enfermera.
La prevalencia de la fiebre del heno en Estados Unidos ha declinado ligeramente desde el 2000, según el Centro Nacional de Estadísticas de la Salud. En el 2012, unos 17,6 millones de adultos reportaron sufrir de fiebre del heno, al igual que 6,6 millones de niños. Millones más no se ven con el médico por esta razón y se las arreglan con medicamentos sin receta como la benadrilina o el Claritin. TRENTON, Nueva Jersey, EE.UU. (AP)