Con metodología de la FAO, niños adoptan alimentación saludable

Con una metodología del Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), niños indígenas de una escuela primaria en el municipio de Ajalpan adoptaron una cultura de alimentación saludable, lo cual ha impactado de manera positiva en su rendimiento escolar.

 

“Me gusta comer en el comedor de la escuela porque me dan zanahoria, brócoli y frutas”, comenta Élvis Cortés Hernández, alumno de quinto grado de la escuela primaria federal bilingüe “General Lázaro Cárdenas”, ubicada en Loma Bonita, una comunidad náhuatl de Ajalpan, 140 kilómetros al sureste de la capital poblana.

A sus 10 años, Élvis es un niño sano que juega con sus amigos en el patio de su escuela. El plantel cuenta con un huerto, granja de pollos y comedor, lo que se complementa con educación nutricional, lo que ha marcado la diferencia para que 96 estudiantes y sus familias coman bien.

La iniciativa se ejecuta mediante el Proyecto de Seguridad Alimentaria para Zonas Rurales (PESA), de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), con la metodología de la FAO para impulsar huertos y alimentación escolar sostenibles.

En el marco del Día Internacional de la Alimentación Escolar, que se celebra este jueves, la FAO advirtió que invertir en comidas escolares llevará a una generación de niños a desarrollar hábitos alimenticios saludables al beneficiarlos con una dieta diversa, lo cual contribuirá a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de Hambre Cero.

“La alimentación escolar aumenta la asistencia de los niños a la escuela y provee beneficios educativos y de salud a los niños más vulnerables, pues un estómago lleno puede ayudar a los estudiantes a concentrarse en sus lecciones”, indicó la FAO.

Hace siete años, la agencia de desarrollo rural denominada Servicios Urbanos y Rurales de Compromisos Sustentables (SURCOS), operador técnico del PESA en Loma Bonita, detectó una deficiencia de nutrientes en 87 por ciento de los menores de edad y un 40 por ciento de desnutrición crónica, detectada por medio de signos clínicos observados en piel, cara, cabello y uñas y toma de peso y estatura.

El director de la escuela, José Cirilo Cruz Peralta, explicó que existía una mala alimentación en los estudiantes, sobre todo por las limitantes económicas de sus padres.

“Diagnosticamos que el bajo rendimiento de los alumnos se debía a la mala alimentación. Fue un momento oportuno de concatenar estas situaciones para buscar un resultado positivo”, afirmó el profesor Cruz Peralta.

La coordinadora de la agencia SURCOS, Cándida Domínguez, dijo que el trabajo en la escuela inició con el huerto escolar y la capacitación para la producción de hortalizas y siguió con educación nutricional.

“Nosotros, como agencia, lo que hacemos es capacitar a la gente para que tenga conocimientos en cuanto a la producción de alimentos, pero también en su uso”, dijo el nutriólogo de SURCOS, Carlos Núñez González.

Como parte del proceso, la escuela estableció un comedor escolar equipado con financiamiento del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y luego se instaló un gallinero, con una producción diaria de hasta 18 huevos.

Las hortalizas -entre ellas acelgas, espinacas, brócoli, coles, zanahorias, betabel y coliflor- y los huevos sirven para el desayuno y la comida que de lunes a viernes se sirve en la escuela.

Leticia de Jesús Carrera, una madre de familia, explicó que no tenían dinero para comprar verduras para sus hijos, pero ahora con el huerto pueden sembrar lo que necesitan debido a que aprendieron a cultivar.

Además de servir para fomentar la alimentación, el huerto es usado para favorecer el aprendizaje vivencial, por ejemplo, para que los alumnos tomen medidas como perímetros y áreas, además de aplicar operaciones matemáticas como sumas, multiplicaciones y divisiones, dijeron los profesores Juan Arturo Córdoba y Matilde Cruz.

Para evitar el consumo de comida chatarra, los padres de familia decidieron cerrar la tienda escolar, “porque se vendía todo lo que sabemos que no es bueno que consuman nuestros hijos, esas cosas le hace daño a su cuerpo, les afecta tanto en sus dientes y en su estómago”, dijo la madre de familia Enedina Nery Maldonado.

Pero los padres de familia también aprendieron a comer verduras. “Algunas mamás tampoco conocían las verduras. Ahorita ya nos acostumbramos hasta nosotros; hasta nosotros ya estamos muy bien”, explicó Emilia Hernández.

“Hemos dado solución adecuada a la mala alimentación, sin esperar a que los productos vengan de afuera; aquí dentro del patio escolar se siembra y se cosecha. Así también se ha fomentado una cultura de alimentación saludable en el ámbito escolar que ha trascendido a los hogares”, dijo el director del colegio. Puebla (NOTIMEX)

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