Los pies tienen muchas terminaciones nerviosas y al caminar descalzos estimulamos nuestros puntos de energía. Si lo hacemos sobre superficies naturales, como la hierba o la arena, mejoramos la circulación.
¿Te gusta quitarte los zapatos apenas llegas del trabajo? ¿Te pasas todo el fin de semana descalzo por tu casa? ¿Aprovechas una tarde en el parque para sentir el césped con los pies? Caminar descalzo es un ejercicio tonificante y beneficioso para el cuerpo.
Nuestros pies tienen una gran cantidad de terminaciones nerviosas, por eso el contacto con diferentes superficies puede resultar estimulante y placentero.
Sea verano o invierno, ¡quítate los zapatos!
Los pies de los seres humanos están diseñados de manera que les permite caminar sin calzado. La mejor prueba es que al inicio de la humanidad todos andábamos así. Hoy muchos lo hacen.
Es aconsejable de vez en cuando ir al campo o a la playa. Lo ideal es caminar en una superficie suave, que absorba el impacto en la mayor medida. Si es en un entorno natural, mucho mejor. Si se vive en la ciudad, y no tenemos un parque cerca o césped en el jardín, debemos hacerlo en la alfombra.
Lo recomendable es andar descalzo al menos una hora al día. Estar sin zapatos mientras estamos sentados trabajando.
En esos momentos, podemos aprovechar para descalzarnos, estirar y mover los pies, haciendo punta, encogiéndolos como si fuéramos a cerrarlos, rotando.
Sin dudas un buen ejercicio para fortalecer los pies es andar de puntillas y luego sobre los talones.
Y si hacemos algún deporte, podemos probar si se puede practicar descalzos.