Temen escalada de violencia en Brasil tras ataque a caravana de Lula

El ataque con disparos a por lo menos un autobús de la caravana electoral del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva provocó hoy llamados a la calma en Brasil, donde se teme una escalada de violencia y polarización en vísperas de las cruciales elecciones de octubre.

 

La policía del estado brasileño de Paraná, fronterizo con Argentina y Paraguay, dijo que considera una “tentativa de homicidio” los disparos de la noche del martes contra el convoy de autobuses que transporta a Lula da Silva, miembros del Partido de los Trabajadores (PT), consejeros y periodistas locales e internacionales.

No hay aún un informe policial de lo sucedido, pero relatos de líderes del PT indican que un autobús fue forzado a reducir la velocidad por causa de dos ruedas pinchadas por clavos colocados en la carretera, y entonces al menos cuatro disparos impactaron contra la chapa del vehículo, que transportaba a la prensa.

Informaciones no confirmadas indican que otro autobús en el que iban consejeros y parlamentarios habría sido alcanzado por un disparo. Nadie fue herido y el vehículo en el que iba Lula da Silva no fue impactado por las balas.

La visita de Lula da Silva a 19 ciudades del estado de Paraná, una región rica en agricultura y polarizada por los intereses de grandes productores agrícolas y miembros de los movimientos de los campesinos sin tierra, que apoyan a Lula, ya estuvo marcada por incidentes el fin de semana.

Vídeos, fotografías y relatos de seguidores de Lula da Silva en las redes sociales relataron ataques con piedras, palos e incluso la presencia de armas por parte, supuestamente, de opositores al exmandatario.

El expresidente dijo la víspera que “si piensan que con piedras y tiros van a debilitar mi disposición a luchar están equivocados”, mientras el PT calificó el ataque de “emboscada”.

En un clima de profunda polarización por el futuro de Lula -condenado a 12 años y un mes por corrupción y lavado, pero líder en las encuestas para los comicios-, miembros del gobierno y del sector político condenaron lo sucedido y pidieron calma.

“Esta onda de violencia, ese clima de unos contra otros no puede continuar”, dijo el presidente Michel Temer, en un mensaje en las redes sociales.

El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que aspira a ser candidato por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, centroderecha), dijo por su parte que el PT “coge lo que planta”, aunque luego matizó sus palabras y rechazó la violencia.

La exministra y excandidata a la presidencia Marina Silva dijo que “el uso de la violencia con motivaciones políticas es una afrenta al régimen democrático”.

La preocupación por el devenir de los acontecimientos hasta octubre, cuando el país renueva sus cámaras y elige al nuevo jefe del Estado, se hizo más aguda después de que Edson Fachin, el juez de la Corte Suprema que dirige casos de corrupción contra políticos de la Operación Lava Jato, dijo que él y su familia fueron amenazados de muerte.

Las encuestas de opinión reflejan una polarización en Brasil del electorado y de las posturas políticas: por una parte, la izquierda de Lula da Silva lidera con el 37 por ciento de los sondeos, aunque la mitad de los encuestados cree que, como dictó la Justicia, cometió actos de corrupción.

Por otro lado, el segundo en intención de voto es la antítesis de la izquierda: Jair Bolsonaro, llamado a veces del ‘Trump brasileño’, es un diputado de ultraderecha que defiende la portación de armas, el endurecimiento de las leyes anticrimen, la reducción de la protección al ambiente y privatizaciones masivas. Río de Janeiro (NOTIMEX)

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