Por Jorge RAMOS
Durante años he dicho que nadie puede llegar a la Casa Blanca sin el voto de los latinos. Y ahora eso resulta tan obvio que ya no es necesario decirlo. Ni Kamala Harris ni Donald Trump podrían aspirar a la presidencia sin el apoyo de millones de votantes hispanos. Imagínense lo que pasaría en cualquiera de los estados clave para las votaciones de este martes 5 de noviembre si, de pronto, se esfumara el voto latino para uno de los dos candidatos. Perdería abrumadoramente.
La realidad es que cada vez hay más votantes latinos. Este año hay 36.2 millones de hispanos elegibles para votar, casi cuatro millones más que en el 2020, según el centro Pew. Y aunque no todos van a salir a votar, los que lo hagan serán suficientes para definir quién será el próximo presidente o presidenta de Estados Unidos.
Como en Estados Unidos no gana quien tiene más votos a nivel popular, sino quién obtiene más votos electorales -se necesitan al menos 270 para llegar a la presidencia- la pelea por el voto latino se ha concentrado en siete estados clave: Arizona, Georgia, Wisconsin, Nevada, Pennsylvania, Carolina del Norte y Michigan.
Tomemos el caso de Arizona. La organización NALEO calcula que este martes 5 votarán unos 855 mil latinos en Arizona. Esos son muchos más que los 10,457 votos que le dieron la victoria a Joe Biden sobre Donald Trump en Arizona en el 2020, como apunta en un excelente análisis la reportera Andrea Flores de Los Angeles Times. Por lo tanto, otra vez, los votantes latinos podrían definir al ganador de los 11 votos electorales en Arizona.
Saltemos al estado de Nevada y sus 6 votos electorales. El martes 5 votarán, según NALEO, casi 280 mil latinos. Pero como nos recuerda Andrea Flores, en el 2020 Biden le ganó a Trump en Nevada por solo 33,596 votos. De nuevo, los votantes hispanos podrían determinar al ganador en Nevada.
En Pennsylvania hay casi 600 mil latinos elegibles para votar, en su mayoría puertorriqueños. Y es probable que Trump haya cometido un gravísimo error estratégico al permitir que un comediante dijera en un evento de campaña que Puerto Rico “era una isla de basura”. Aunque el equipo del expresidente se ha distanciado de los estúpidos y racistas comentarios del comediante, Trump no se ha disculpado y si pierde Pennsylvania y la elección a nivel nacional, será en parte por este salvaje error de cálculo.
Y así nos podemos ir en cada uno de los siete estados clave. Los otros 43 estados, aunque podrían dar sorpresas, aparecen firmemente en las encuestas apoyando a Harris o a Trump.
Esto explica las intensas campañas de enamoramiento de los dos partidos con los latinos en las semanas previas a la elección. Tanto Demócratas como Republicanos saben que su destino es bilingüe y con mensajes que digan: “Vota”.
Lo nuevo es la manera en que Trump ha ido subiendo en la preferencia entre los votantes hispanos. O, dicho de otra manera, cómo los candidatos Demócratas han ido perdiendo votos latinos en los últimos ocho años.
En la elección presidencial del 2016 Trump obtuvo solo el 28 por ciento del voto latino, pero aumentó a 36 por ciento en la votación del 2020 y a 37 por ciento en este 2024, según una reciente encuesta de The New York Times.
En cambio, los candidatos presidenciales del partido Demócrata han ido perdiendo apoyo entre el electorado hispano. Hillary Clinton obtuvo el 68 por ciento del voto latino en el 2016. Pero este cayó a un 62 por ciento con Joe Biden en el 2020 y, la última encuesta de The New York Times, le da solo el 56 por ciento a Kamala Harris.
Aquí hay dos grandes interrogantes. La primera es si ese porcentaje del voto latino es suficiente para que Kamala Harris le gane a Trump el martes. Vamos a ver cómo responden los votantes hispanos en Arizona, Nevada y los otros estados clave. Los votantes que definan la elección podrían caber, todos, en un estadio de futbol. Pero, ciertamente, entre algunos votantes hispanos hay una desilusión con el partido Demócrata por el creciente costo de la vida y de la vivienda, por los nuevos límites al proceso de asilo y por sus promesas incumplidas respecto a la legalización de indocumentados.
Y la segunda, que requiere más tiempo y análisis, es si este aumento del apoyo entre los hispanos al expresidente se debe al “factor Trump” o se si trata de un fenómeno más generalizado en que los latinos se están yendo a la derecha y al lado del partido Republicano. Para saberlo con certeza, habrá que esperar la siguiente elección presidencial en el 2028 sin Trump como candidato. Pero este giro a la derecha parece sustentar la teoría de que, mientras más tiempo pasan los latinos en Estados Unidos, más se asemejan al resto del país. Y que el mensaje antiinmigrante de Trump no ha asustado a muchos votantes latinos como algunos creíamos.
Por ahora, hay una pelea brutal por el voto hispano. Y no es para menos. El futuro de Estados Unidos también se escribe en español.