Por Jorge RAMOS
Dos datos: el cantante más buscado del planeta en internet el año pasado fue Bad Bunny y su album YHLQMDLG fue el más bajado. En cualquier idioma. El año de la pandemia fue, también, el mismo en que el español dominó al mundo de la música.
Benito Antonio Martínez Ocasio, puertorriqueño de 27 años y mejor conocido como Bad Bunny, tuvo más de 8 mil 300 millones de streams o transmisiones en el 2020, según la plataforma Spotify. Estuvo muy por arriba de los otros cuatro que le siguieron: Drake, J.Balvin, el rapero Juice WRLD y The Weekend, quien fue el cantante estelar en el Super Bowl. Y su album YHLQMDLG -que él definió como “el disco de reguetón que se merecía el reguetón”- fue bajado para ser escuchado por más de 3 mil 300 millones de personas; más que los álbumes de The Weekend (After Hours), Post Malone (Hollywood’s Bleeding), Harry Styles (Fine Line) y Dua Lupa (Future Nostalgia).
(Nota para la Real Academia de la Lengua Española: ¿Cuándo van a incluir la palabra streaming en su diccionario? Streaming es una palabra mucho más clara y fácil de entender en esta era digital que la rebuscada definición que encontré en una empresa telefónica que decía: “Es la tecnología que permite transmitir archivos de audio y video en un flujo continuo a través de una conexión a internet alámbrica o inalámbrica.” Sí, mejor streaming, más cortito y preciso, aunque suene a espanglish.)
El álbum de Bad Bunny se llama, apropiadamente, YHLQMDLG. Significa Yo Hago Lo Que Me Da La Gana. Y eso es lo que hace este artista. La letra de su música es directa, desafiante, muchas veces golpea, no le preocupa adornarla con la lujos gramaticales ni con eufemismos y está hipersexualizada. Pero tiene el irremplazable valor de recoger el lenguaje, los ritmos y la actitud de la gente que lo rodea. Después de escuchar una canción de Bad Bunny tienes la sensación de que no se guardó ningún secreto. Es como es. “Porque de que hay algo especial, hay algo especial”, dijo sobre el español caribeño en una entrevista con The New York Times.
En el 2016 se dio a conocer con la canción Soy Peor y en sus presentaciones en la televisión estadounidense ni siquiera le piden que cante en inglés. En los premios Grammys de este año cantó DáKITI aunque la letra -“ahí donde no has llegao’ sabes que yo te llevaré”- pasara de noche para la mayoría de la audiencia.
Los artistas ya no tienen que cantar en inglés para tener éxito mundial. El español basta y sobra. Y este es un cambio importante.
”Estamos demostrando que somos buenos musicalmente”, me dijo en una entrevista el cantante colombiano Camilo, quien recientemente fue invitado a cantar en español su canción Ropa Cara -de su nuevo álbum Mis Manos- en el icónico Tonight Show de la cadena NBC. “Hoy la música latina es parte fundamental de la cultura y del sonido pop. Cada vez son menos raras las noticias de que una canción absolutamente en español , una canción latina, es el número uno global. Me siento muy afortunado de ser cantautor y hacer música en este momento de la historia”.
El actual éxito en español de Camilo y Bad Bunny, entre muchos más, en el mercado de Estados Unidos y del resto del mundo no se dio casualmente. Los artistas latinos llevan décadas empujando por crear sus propios espacios y promoviendo sus ritmos e historias en su propio idioma.
Vengo de una generación en que artistas hispanos como Gloria y Emilio Estefan, y Ricky Martin, por mencionar solo a tres, lograron el ansiado crossover al mainstream en inglés. (Sí, puro espanglish.). Así se fue abriendo el camino. Y ahora ya no nos sorprende ver a Shakira, a J. Balvin y a Jennifer López cantar en inglés y en español en el Super Bowl; o ver a Romeo Santos llenar en el 2019 el estadio de los Yankees de Nueva York con bachata y tener más ingresos que la banda U2 en el mismo lugar; o escuchar un dueto de Rosalía con Billie Eilish cantando Lo Vas A Olvidar. Inolvidable.
El cambio ha sido despacito.
La ya famosísima y pegajosa canción Despacito, interpretada por Luis Fonsi y Daddy Yankee, fue la tercera más escuchada en Spotify en el 2017. Se convirtió en un referente cultural. Pero en el segundo lugar estuvo la misma canción en inglés e incluyendo a Justin Bieber. Mucho ha cambiado en cuatro años.
Lo nuevo ahora es que las canciones de Bad Bunny, por ejemplo, son prácticamente intraducibles al inglés -“Ante’ tú me pichaba’, ahora yo picheo…Una malcriá’ como Nairobi”, dice la letra de Yo Perreo Sola- y, lo más importante, es que no hay ningún intento por suavizarlas, anglicanizarlas y hacerlas más accesibles para el mercado planetario.
Igual con Bad Bunny que con Rosalía y Camilo, entre muchos otros, las letras de sus canciones ya no se tienen que traducir para que sean un éxito y les hagan billones de streamings. “Estamos levantando la cabeza con orgullo, celebrando nuestras raíces, celebrando lo que sí somos, lo que nos gusta, la manera en que vemos el mundo”, me dijo Camilo. No es preciso utilizar un “lenguaje que no es el tuyo para poder encajar en lo global. La verdad, no hay nada más global que lo local, lo honesto y lo sincero”.
En los tiempos del perreo el español marca el paso. Fuera máscaras.