Es imposible no verlo como un ataque personal.
Si los Republicanos se salieran con la suya, más de cinco millones de indocumentados perderían la protección migratoria que les dio el presidente Barack Obama con su orden ejecutiva. El peligro de deportación volvería a caer sobre ellos y perderían sus permisos de trabajo.
Los Republicanos en la cámara de representantes votaron –por 236 contra 191- para revocar la acción ejecutiva de Obama que beneficia, sobre todo, a los Dreamers (estudiantes indocumentados) y a los padres (sin documentos) de niños que nacieron en Estados Unidos. Están, dicen, contra la decisión “inconstitucional” de Obama.
Pero muchos latinos no lo vieron así. “Esto significa un ataque personal contra mí y contra mis padres”, dijo en una entrevista Cristina Jimenez, directora de United We Dream, la organización de estudiantes indocumentados más grande del país.
La propuesta republicana no pasará el Senado -donde los Republicanos no tienen los 60 votos necesarios para su aprobación- ni sobreviviría un veto presidencial. Es decir, lo hicieron solo para que quedara constancia de su oposición al presidente. Pero no se dan cuenta de que el mensaje para los inmigrantes latinos fue terrible: estamos contra ustedes. (La acción ejecutiva de Obama tuvo 89 por ciento de aprobación entre los hispanos, según una encuesta de Latino Decisions.)
El partido Republicano se ha quejado últimamente de que algunos periodistas latinos –yo incluido- solo les queremos preguntar sobre inmigración. Dicen, con razón, que temas como la economía, la salud y la educación son más importantes, de acuerdo con las encuestas.
Pero lo que no entienden los Republicanos es que el tema migratorio es simbólica y emotivamente el más influyente para nosotros. Define quienes están con nosotros y quienes están en contra. Además, les preguntamos sobre inmigración porque son los Republicanos quienes están bloqueando una reforma migratoria en el congreso y porque es un asunto sin resolver.
Los Republicanos no parecen haber aprendido nada de su derrota electoral en el 2012. Su propio análisis de esa derrota decía: “Si los Hispanos creen que no los queremos aquí, ellos van a cerrar sus oídos a nuestras políticas”. Absolutamente cierto. Pero el mensaje de su voto en la cámara de representantes hace unos días fue clarísimo: no los queremos aquí.
Así van a perder, otra vez, el voto latino y la Casa Blanca en el 2016. El propio senador Republicano, Lindsey Graham, dijo recientemente que las posibilidades de su partido de ganar la presidencia son “casi inexistentes” a menos que hagan algo para resolver el problema migratorio. Lejos de resolverlo, lo tienen bloqueado en el congreso y siguen atacando a los inmigrantes.
Casi todos sus posibles candidatos a la presidencia tienen posiciones anti-inmigrantes. Y si Mitt Romney decide volver a lanzar su candidatura, volverá a perder el voto latino. Su política de “auto deportación” lo marcó negativamente entre los hispanos y por eso solo obtuvo el 27 por ciento del voto latino en la última elección presidencial.
Ahora, una aclaración. Como periodista y como inmigrante he criticado tanto a los Republicanos como a los Demócratas. Critiqué duramente al presidente Obama por no cumplir su promesa electoral –de presentar una propuesta de reforma migratoria en su primer año de gobierno- y lo volví a criticar a finales del año pasado por haber deportado a más de dos millones de indocumentados y por no detener antes las deportaciones.
No es un asunto partidista. Es, sencillamente, un asunto de derechos humanos, pendiente y urgente.
El presidente Barack Obama ha hecho, ya, todo lo que podía hacer. No irá más lejos. Ahora le toca a los Republicanos actuar. Y no lo están haciendo.
No es, para nosotros, una cuestión abstracta. La mitad de todos los hispanos (mayores de 18 años de edad) son inmigrantes. Por eso, cuando los Republicanos atacan a un grupo de inmigrantes, el impacto es enorme entre todos los latinos, legales o no.
Los Republicanos, con toda la razón, están preocupados. Nadie puede llegar a la Casa Blanca sin el voto latino. Y cuando pidan el apoyo de los latinos para las elecciones presidenciales del 2016, les vamos a recordar todas las veces que han votado en contra de los inmigrantes. Son muchas: desde su oposición al Dream Act, pasando por el bloqueo que su líder John Boehner hizo de la reforma migratoria por más de 500 días, hasta la votación de la semana pasada en el congreso. Nunca se olvida cuando alguien te dice que no en tu cara.
Los Republicanos no acaban de comprender que la migración es, para nosotros los latinos, un asunto del alma. Y mientras no lo entiendan –y hagan algo al respecto- van a seguir perdiendo nuestro voto y las elecciones más importantes del país. Sí, los Republicanos tienen un problema latino y menos de dos años para resolverlo… o volverán a perder.