Opinión: Los mundos de Lin-Manuel Miranda

Lin-Manuel Miranda es una especie de mago. Vive en varios mundos a la vez.

Casi todas las noches lo puedes ver actuando en Broadway en la obra Hamilton, que él escribió y dirige. Y muchos días lo encuentras peleando por una isla, donde no nació, pero que le duele: Puerto Rico. Puede saltar en el mismo día de su casa en Nueva York a la Casa Blanca en Washington, donde rapeó con el presidente Barack Obama. Y no tiene ningún problema en hablar conmigo en Spanglish y brincar ágilmente de un idioma a otro. Lin-Manuel habita todos esos mundos. (Aquí puedes ver la entrevista de televisión)

Lin-Manuel, antes que todo, es un artista comprometido. Comprometido con su arte -se tardó siete años en escribir la obra Hamilton, que ha recibido un Pulitzer y un record de 16 nominaciones a los premios Tony. Y comprometido con la isla de Puerto Rico, que tiene una deuda de 70 mil millones de dólares y no la puede pagar.

“Mi papel en este drama político es solo poner una cara humana, you know?”, me dijo. “Yo creo que la responsabilidad de los puertorriqueños que crecieron en Estados Unidos -en la diáspora- es darle voz a los puertorriqueños que viven en la isla y que están sufriendo.”

Y eso es exactamente lo que ha estado haciendo. Lin-Manuel ha puesto la presión en el congreso norteamericano y lo ha acusado de “mismanagement e inacción”. El congreso podría hoy mismo aprobar una ley para que Puerto Rico se declarara en bancarrota, reestructurara su deuda y evitara una crisis humanitaria. Pero no han hecho nada en Washington. Nada.

Si Puerto Rico fuera el estado 51 de Estados Unidos quizás no estaría pasando por estos problemas financieros. ¿Apoyas la estadidad? le pregunto. “Esa es una pregunta para los que viven en la isla. Vivo en Nueva York”, me dice. “That’s not my job to answer that. Y la próxima pregunta es ¿qué somos?”

Retomo su propia pregunta. ¿Qué son los puertorriqueños? ¿Eres puertorriqueño antes que estadounidense? “Yo me defino como un hijo de puertorriqueños que creció en Nueva York; I’m as newyorican as they come”, responde en dos idiomas este relator de historias musicales. “Pero yo pasé muchos veranos en Puerto Rico. Yo tengo mucha familia en la isla. Esta pregunta no es política, es personal. Creo que la pregunta de la identidad has to be answered by the people who live on the island, not by me.”

El caribe está dentro de él. Hamilton es la historia de un inmigrante nacido en la isla caribeña de Nevis, criado en Saint Croix y que se convirtió en uno de los “padres fundadores” de Estados Unidos. Eso fue lo que atrajo a Lin-Manuel a escribir sobre Alexander Hamilton. “So, la historia del inmigrante es la historia de los Estados Unidos”, me contó. “Siempre hemos venido de otros países para mejorar nuestras vidas y hacer el trabajo difícil.”

¿Y cómo explicas el fenómeno de Donald Trump? “Lo que estamos viendo es algo que siempre ha pasado en nuestro proceso político, aunque no sé si tan duro como hoy”, reflexionó el también creador de la obra In The Heights. “Los inmigrantes siempre son el enemigo en un ciclo de elección. Pasó en 1996 con Pat Buchanan, pasó con los irlandeses cuando ellos eran los inmigrantes nuevos del siglo XIX. So there will always be gente that use fear y capitalizan en eso para conseguir votos. Y lo estamos viendo hoy.”

Para Lin-Manuel el arte siempre va adelante de la política. Pero la tierra llama: “Yo tengo una alergia a la política. Yo prefiero estar en casa escribiendo canciones, creando arte. Pero a la misma vez mi gente allá en Puerto Rico está sufriendo. Así que mientras yo tenga esta luz brillante en mí, yo la voy a enfocar al sufrimiento de la gente en Puerto Rico. Eso sí lo siento como mi responsabilidad. Yo no tengo la respuesta. Solo tengo este spotlight.” Y en estos momentos ese reflector brilla a todo lo que da.

 

Posdata Mexicana. Me parece genial y muy valiente que Denise Dresser esté pensando en lanzarse al ruedo para las elecciones presidenciales del 2018. El tema pendiente de Ayotzinapa la está empujando, según dijo en una entrevista con Javier Risco. Jorge Castañeda también lo está pensando seria y metódicamente. Sería muy bueno para el futuro de México tener un debate con ellos dos, con Pedro Ferriz de Con -que ya se destapó- y con los candidatos de los partidos políticos tradicionales. Primera pregunta: ¿Qué van a hacer con los responsables de Ayotzinapa? Segunda: ¿Investigarán a Peña Nieto por corrupción por su Casa Blanca? Tercera: ¿Cómo evitar otros 100 mil muertos por sexenio? Cuarta: ¿Saben crear buenos trabajos? Quinta: ¿Volverán a nacionalizar el petróleo? Sexta: ¿Cuánto dinero dice que tiene? Séptima: ¿Se debe lanzar un solo candidato independiente o muchos? Octava…

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