Por Jorge RAMOS
El cuento se ha contado tantas veces que ya no sabemos si es cierto. Pero al expresidente Ronald Reagan se le atribuye la siguiente frase: “Los latinos son republicanos. Solo que no lo saben”. También he escuchado cómo la repiten varios republicanos. Cierto o no, ahora su objetivo es tratar de convertirla en realidad.
Los latinos, históricamente, siempre han votado más por el partido demócrata que por el republicano. Pero en las pasadas votaciones presidenciales, Donald Trump logró arrancarles millones de votantes.
Acaban de salir las cifras de las elecciones del 2020 y, de acuerdo con el Centro Pew, Trump obtuvo el 38 % del voto latino. Esto es un aumento significativo respecto al 28 % de los hispanos que votaron por él en el 2016. No me lo esperaba. Si alguien te pega y te insulta ¿por qué vas a votar por él?
En una vieja entrevista, el pionero de la publicidad política para los hispanos y asesor de tres presidentes, Lionel Sosa, me explicaba por qué dejó el partido republicano cuando Trump obtuvo la candidatura presidencial. “Este hombre no nos conoce”, me dijo Lionel sobre Trump. “Nos desprecia. Nos insulta y nos rechaza… Para él los latinos son nada”.
Se refería a las declaraciones racistas de Trump en el 2015 de que los inmigrantes mexicanos eran “criminales” y “violadores”. Luego se sumarían otros insultos -como decir que algunos inmigrantes vienen de países que son una “basura”- o su arrogante desplante tirando papel toalla a los sobrevivientes del huracán María en Puerto Rico en el 2017.
¿Por qué votar a favor de alguien que ataca a los tuyos? A veces la mente de los votantes es un misterio. O quizás solo confirma la idea de que los hispanos no somos un grupo monolítico. Y que el tema migratorio no es el más importante para muchos hispanos y que desean una frontera segura.
En el 2020 hubo 32 millones de latinos elegibles para votar y más de la mitad de ellos -16.1 millones- salieron a hacerlo, según un estudio publicado por Univision y la organización L2. Esto es un record y algo que hay que aplaudir. Sin el voto latino -que fue 59 por ciento a su favor- Joe Biden no sería presidente. Alrededor de 10 millones de hispanos votaron por él.
Lo sorprendente son los más de seis millones de latinos que votaron por Trump. ¿Por qué lo hicieron? Quizás, como sugiere el dicho atribuido a Reagan, los latinos son más conservadores de lo que quisiéramos reconocer. Y hay ciertos preceptos republicanos -como su oposición al aborto, la defensa del uso de armas de fuego, la importancia de la religión y la familia, y la idea de que poco gobierno es mejor que uno grande e intrusivo- que atraen a algunos votantes latinos. El bajo desempleo antes de la pandemia también pudo atraer a muchos hispanos.
Sin duda, la campaña electoral republicana que trató de identificar al partido demócrata con el socialismo tuvo un impacto entre votantes cubanos, venezolanos y los que han huido de sistemas autoritarios. Y en momentos de crisis, como la pandemia, hay quienes prefieren apoyar a los que ya están en el poder en lugar de probar gente nueva.
Los demócratas también son culpables de esa pérdida de votantes. Muchos latinos están cansados de sus promesas migratorias y de los pocos resultados que han obtenido desde 1986. Es difícil olvidar -y perdonar- a un partido que en el 2009 tuvo el control absoluto del congreso y de la Casa Blanca y que no cumplió su promesa de legalizar a millones de indocumentados.
El partido republicano lo sabe y su sueño es dividir a la mitad el voto latino. George W. Bush casi lo logra en el 2004, poco después de haber iniciado la injustificada guerra en Irak. El sentimiento patriótico tras los ataques terroristas del 9/11 aún estaba muy presente y obtuvo el 44 por ciento del voto latino.
La realidad es que el partido que controle el voto latino controlará, también, el futuro de Estados Unidos. Los latinos somos actualmente cerca de 60 millones y para el 2050 seremos 106 millones, según cálculos de la Oficina del Censo. Dentro de 30 años uno de cada tres estadounidenses (29%) será latino. Esto solo corrobora la frase que dijo el líder campesino, Cesar Chávez, en 1984: “Hemos visto el futuro y el futuro es nuestro”.
Por eso la pelea por el voto y el apoyo de los hispanos.
Mientras tanto, el latino trumpista sigue siendo una incógnita. No sabemos si votó por un líder fuerte y antiinmigrante o es que hay un reacomodo del voto latino y existe una tendencia hacia valores más conservadores. Como quiera que sea, ambos partidos están tratando de entender sus motivaciones políticas para enamorarlo.
Para algunos ser latino y trumpista es una contradicción. ¿Cómo puedes apoyar a alguien que no quiere a tus hermanos, amigos o vecinos en el país? Pero Trump rompió las reglas tradicionales de la política estadounidense y aún hoy estamos sintiendo su impacto. Pocos candidatos republicanos se atreven a criticarlo públicamente e incluso buscan su bendición política.
En lugar de basarse en la realidad y presumir de ese 38 por ciento del voto latino, Trump insiste falsamente que él ganó las pasadas elecciones presidenciales. Eso no es cierto. Pero si los republicanos quieren regresar a la Casa Blanca en el 2024 ya saben que el camino está lleno de anuncios en español.