Opinión: AMLO y el abuso de poder

Fue el peor día en la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

El viernes 11 de febrero en su “mañanera” el presidente de México le pidió a uno de sus colaboradores que pusiera en una pantalla gigante del Palacio Nacional los supuestos ingresos del periodista Carlos Loret de Mola. Esto ocurría poco después que él y la organización Mexicanos Contra La Corrupción Y La Impunidad mostraran un posible conflicto de interés en la familia presidencial. Pero algo estaba mal y el presidente se notaba incómodo, anteponiendo lo personal a lo profesional.

La gráfica que presentó el presidente tenía errores ortográficos: Washinton en lugar de Washington; residente en lugar de presidente. Eso sugería la premura y falta de cuidado con que fue hecha. La información no tenía fuente (aunque días después el presidente diría que “ciudadanos anónimos” le hicieron llegar los documentos con las cifras). AMLO no le estaba dedicando todo su tiempo y atención a los muertos por el crimen o el covid, ni a la titubeante economía. Estábamos viendo en vivo y por las redes sociales el ataque a un periodista que lo había cuestionado. Y a un presidente que, por primera vez en sus tres años de gobierno, perdía el control de la conversación en el país.

El presidente ha negado en múltiples ocasiones que haya “conflicto de intereses” en su familia. “No es conmigo, ni tampoco mis hijos, es una reacción conservadora, golpista, en contra de que se lleve a cabo un verdadero cambio en el país”. Sus familiares también han negado categóricamente las acusaciones.

López Obrador, por supuesto, tiene el derecho a réplica, a defenderse y a tratar de demostrar que la información es falsa o incompleta. Y claro que debe cumplir todos y cada uno de sus seis años en la presidencia. Pero lo que no se vale es utilizar los recursos del estado y de su posición para atacar a un periodista con datos personales protegidos por la ley. Eso se llama abuso de poder. Expertos fiscalistas consultados por el periódico Reforma aseguraron que AMLO “violó el secreto fiscal que obliga a los funcionarios a guardar secrecía sobre información de los contribuyentes del país”.

Mientras tanto, AMLO ha tratado de distraer la atención de esta controversia atacando a otros periodistas que cuestionan su gobierno, aún cuando los cuestionamientos -como el crimen, el manejo de la pandemia o el desabastecimiento de medicinas- no tengan nada que ver con su familia ni con asuntos recientes. Esta técnica de comunicación no es nueva. Es lo que en inglés se llama block and circle. Bloqueas o evades un tema, le das la vuelta y hablas de otra cosa. AMLO se ha vuelto el maestro de esta técnica.

Pero al final siempre fracasa. Si algo he aprendido de periodismo en cuatro décadas es que si un gobernante trata de evadir un tema y distraer la atención con otras cosas, los periodistas insistirán más con sus preguntas hasta que haya una explicación clara y convincente. Por eso López Obrador, tarde o temprano, tendrá que contestar lo que le preguntan y no solo lo que él quiere decir. Y si algo debe saber AMLO de política es que la única manera de resolver una crisis es de frente, no negándola o escondiéndose.

Además, sus ataques a la prensa ocurren en un momento terrible. Desde que López Obrador llegó al poder han asesinado a 30 periodistas, según la organización Artículo 19. De seguir así, será el sexenio más violento del siglo para los reporteros mexicanos.

Los últimos ataques de AMLO contra periodistas obligaron a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a enviar una carta a López Obrador: “Lo instamos, señor Presidente, a ratificar su compromiso pleno con las libertades de expresión y de prensa y que su administración evite ataques, agresiones e insultos que terminen otorgando carta blanca a la delincuencia para acallar a quienes denuncian el avance del narco y la corrupción”.

Las recientes protestas de periodistas ante el presidente -negándose a hacerle preguntas en el Palacio Nacional y gritando “¡Presente!” tras nombrar a los reporteros asesinados en Tijuana- son una reacción a la incapacidad del gobierno para protegerlos. Y un valiente reto al poder presidencial. Algo se rompió en México.

El problema es que AMLO ha fracasado en su principal responsabilidad como presidente, y esa es proteger la vida de los mexicanos. Periodistas y no periodistas. Ya van más de 105 mil asesinatos durante su gobierno. Y a la prensa nos toca apuntarlo.

AMLO no comprende que la labor de la prensa es ser contrapoder. En un momento dado, cuando él era oposición, estuvo de nuestro mismo lado. Pero ya no. El que cambió fue él. Tengo esa vaga sospecha de que si AMLO fuera oposición se estaría quejando de lo mismo que nosotros. Pero el poder lo cambia todo.

Somos muchos los periodistas que criticamos duramente a los gobiernos que precedieron a AMLO y que ahora nos toca tomar la misma actitud vigilante con él. Así es el periodismo independiente. Y cuando AMLO abusa de su poder, el trabajo de los reporteros es destacarlo y denunciarlo. Por eso la ola de críticas -incluso entre sus mismos seguidores y gente que votó por él- cuando hizo públicos los supuestos datos secretos de un periodista y cuando pidió más información privada al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) . Eso es un acto de intimidación. Pero el INAI rechazó su solicitud.

El abuso de poder de los presidentes ha plagado la historia de México. Los mandatarios mexicanos, al poco tiempo de llegar a la presidencia, se vuelven incapaces de ser autocríticos. Y López Obrador no es la excepción. Quizás porque nadie les dice que no. La presidencia mexicana tiene un maldito embrujo que le hace creer a sus ocupantes que son todopoderosos. Pero así como AMLO quiere cambiar la historia, los mexicanos también queremos un cambio y ese consiste en evitar que otro presidente abuse flagrantemente de su autoridad.

A nadie se nos olvida de donde venimos. Bastante tuvimos con los brutales 71 años del PRI (1929-2000). No más. Por eso ha sido tan masiva y alentadora la reacción a los excesos autoritarios de AMLO, al menos en redes sociales. La democracia le ha salido muy cara a los mexicanos y ya no hay espacio ni tolerancia para abusos. Todos la queremos cuidar.

Todos somos México.

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