Opinión: ¿Por qué nos odian?

Por Jorge Ramos

No puedo dejar de pensar en esto. ¿Qué es lo que hace que una persona te quiera matar solo por el color de tu piel, por que hablas español o por el lugar donde naciste? Eso es lo que pasó en la masacre de El Paso, Texas. El pistolero/racista/terrorista iba a matar latinos.

Silvia Saucedo se salvó. Ella había ido con su mamá a Walmart esa mañana de sábado cuando escuchó los disparos. Las dos se escondieron debajo de una mesa. Silvia, con su mano izquierda, agarraba a su mamá. Pero con la derecha empezó a grabar con su teléfono celular. (Aquí pueden ver el video que grabó http://bit.ly/2ZNI6UM) Ella calcula que el asesino estaba a solo seis metros de distancia de ellas.

​“Pensé que nos iba a disparar porque somos mexicanas”, me dijo Silvia en una entrevista. “Y él vino con ese propósito: para matar mexicanos. Esto es horrible. Tenemos que hacer algo para detener el racismo. ¿Por que hay gente que nos odia? No debemos ser etiquetados como criminales o narcotraficantes.”

​Es inevitable recordar que en junio del 2015 fue el mismísimo Donald Trump quien falsamente nos etiquetó a los inmigrantes mexicanos como violadores, criminales y narcotraficantes. Y que es el propio presidente de Estados Unidos quien, en varias ocasiones, ha hablado de los inmigrantes como una “invasión”. Bueno, esa es una de las palabras que utilizó Patrick Crusius -en un documento publicado digitalmente minutos antes de la matanza- para justificar sus acciones. Su gran queja era la “invasión hispana de Texas”. Qué lástima que en sus clases de historia nunca aprendió que Texas fue parte de México antes de ser independiente e incorporarse a Estados Unidos.

​Beto O’Rourke, el candidato presidencial oriundo de El Paso, tiene una interpretación muy dura de lo ocurrido. “Cuando lees su manifiesto, (el pistolero Crusius) está utilizando el mismo lenguaje que ha usado el presidente Trump en sus discursos”, me dijo O’Rourke en una conversación tras la masacre. “Y recuerda que en mayo de este año en la Florida, cuando el presidente Trump estaba hablando de esta ‘invasión’, se preguntó: ¿Cómo vamos a detener a esta gente? Y alguien en la audiencia dijo: ‘Les vamos a disparar.’ El presidente respondió sonriendo. Sí, el presidente envió una señal sin ambigüedades a este tipo de terroristas y nacionalistas blancos de que estaba OK enfrentar así esta invasión…y eso es exactamente lo que ocurrió.”

​Es, quizás, mi chip de inmigrante. Pero yo apuesto por un país en donde la mayoría de la gente no piense como Donald Trump y no quiera parecerse a su presidente.

​Sin embargo, en esta era de Trump, hay dos preguntas esenciales sin respuesta: ¿Por qué nos odian? ¿Quiénes son los pocos que nos odian? Afortunadamente la gran mayoría no agarra un rifle de guerra para asesinar a gente distinta. Pero el racismo existe y tiene múltiples expresiones: desde microagresiones, rechazos e insultos hasta golpes, discriminación y la muerte (como en el caso de El Paso).

​Nos odian porque nos notan distintos, porque a veces hablamos un idioma que no entienden y porque nuestra piel no suele verse como la de ellos. Nos odian porque somos cada vez más y tenemos un creciente poder. Nos odian porque nos ven como una amenaza en un país que en el 2044 (o antes) los blancos dejarán de ser una mayoría. Nos odian porque les han metido en la cabeza que somos criminales, que le vamos a hacer daño a sus familias y que les queremos quitar lo que les pertenece. Nos odian porque no saben que los inmigrantes cometemos menos crímenes que los ciudadanos estadounidenses. Nos odian porque creen, equivocadamente, que no contribuimos a la economía, a la cultura y al bienestar del país. Nos odian porque no nos conocen ni nos quieren conocer. Nos odian, en pocas palabras, porque para ellos somos el otro.

​La gran ironía es que Estados Unidos es un país lleno de otros. Casi todas nuestras familias vinieron de otro lugar. Yo soy otro. Pero esa es precisamente la magia y la fuerza de este país: la unión de los distintos. Mientras más diversos más fuertes.

 

​Nadie debe morir por ser distinto. Pero eso ocurrió en El Paso, Texas, en la peor masacre dirigida contra latinos en la historia moderna de Estados Unidos. Y todo, sencillamente, porque una persona nos odia. 

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