Al posarse en México, la mirada del escritor chileno Cristian Alarcón ve un país con la generosidad de las dalias, la planta protagonista de “El tercer paraíso”, la novela con la cual el autor ganó el premio Alfaguara 2022.
“La dalia es una madre incesante; a mi me parece que tiene algo de generosidad, posee también un carácter de profusión, de exageración pasional y melodramática, como el de México”, aseguró el novelista en entrevista a Efe.
El libro de Alarcón, autor nacido en 1970 en La Unión, sur de Chile, pero radicado en Argentina hace más de cuatro décadas, es un relato poético, botánico y feminista, que cuenta la vida de un hombre con una niñez dura, que se sacude la pena mientras cultiva su jardín.
“Lo doloroso de este libro quizás hayan sido los 20 o 30 años que pasaron desde el momento en el que comencé un silencioso proceso de sanación de la herida de una niñez de represión, bullying, no aceptación y violencia. Fue necesario acallar los monstruos y los fantasmas para poder escribir”, confiesa.
Visitar a México como parte de la gira para divulgar su novela es para el periodista Alarcón una experiencia diferente porque fue el país en el que despertó como autor de ficción, en un taller en el año 2000 con el periodista polaco Ryszard Kapuscinski.
“México fue para mi el escenario donde adquirí la primera conciencia como escritor y asumí la posibilidad de que la literatura no es solo inspiración sino que la propia relación muchas veces es literaria”, confesó.
NARRACIÓN MARICA
Después de semanas con decenas de entrevistas sobre su novela, Cristian se refiere a México como parte fundamental de su vida y reconoce que “Pedro Páramo” del mexicano Juan Rulfo fue una obra clave en su formación, aún cuando su mayor influencia fue la literatura del sur de Estados Unidos.
“Yo me siento muy mexicano por ser chileno y del sur. Mis padres me criaron cantando rancheras con una guitarra los domingos; la cultura mapuche, indígena, indómita de Chile, consume casi solo música mexicana; esta especie hábitos mexicanos está presente en “El tercer paraíso”, reconoce.
La obra desvela el machismo latinoamericano y el dolor de un niño con un lado femenino que, en uno de los momentos más dolorosos de la novela, es tratado como un enfermo y sometido a inyecciones de testosterona.
“Esta es una narración marica, construida desde la deconstrucción de lo masculino, en la necesidad de una transformación en lo personal y en lo colectivo. No hay un llanto ni un lamento, sino un desapego casi afectuoso ante el dolor”, dice.
Alarcón lleva unos 30 años dedicado al periodismo de investigación; en el 2012 fundó la revista Anfibia y el sitio Cosecha Roja; tiene un camino recorrido como académico en Estados Unidos, Francia y Argentina y sus tres libros anteriores han sido traducidos al inglés, el francés, el alemán y el polaco.
Días antes del inicio de la pandemia, comenzó a escribir su innovadora novela que el jurado del Alfaguara elogió como un relato luminoso sobre la vida cotidiana de un individuo, pero también sobre las tragedias que nos acechan.
Si de coincidencias con México se trata, la obra tiene otras, como la del abuso a las mujeres, que desaparecen por racimos en el país, ante la indiferencia de los Gobiernos.
UN GRITO DE DOLOR
También hay un grito de dolor por la homofobia, un lastre presente en México y el resto de América Latina.
“Si revisamos la historia vamos a encontrar múltiples ejemplos de homofobia, de odio hacia lo diferente, acompañado por un sistema político que creó leyes que penalizaban la homosexualidad. Apenas se cumplieron unos veintitantos años que la Organización Mundial de la Salud descatalogó la homosexualidad como enfermedad”, lamenta.
El protagonista fue un niño de una sensibilidad conmovedora; único de su familia capaz de apreciar la belleza de las flores del jardín de la abuela.
“Lo que se ha reprimido, lo que se ha castigado, es la posibilidad de que un varón ejerza una sensibilidad y eso le ha jodido la vida a lo masculino porque la idea de que los varones no lloran, no sufren, no padecen, ha condenado a millones a construir su masculinidad desde el ejercicio de la fuerza”, asegura.
La historia humana transcurre en el libro con el jardín como protagonista y en él sobresale la belleza de la dalia, flor nacional de México.
“Quizás sea la más híbrida, junto con el gladiolo, de todas las flores”, asegura Alarcón acerca de la planta que le recuerda su lado mexicano, alimentado con lecturas de Octavio Paz, Carlos Fuentes y otros clásicos de la literatura del país. México (EFE)