Los peatones y nuestra responsabilidad

Las cifras son alarmantes, le ponen los pelos de punta a cualquiera. En lo que va de año han fallecido 19 peatones en accidentes vehiculares. 

Un simple cálculo matemático indica que perdieron la vida 19 peatones en  poco menos de dos meses y medio. Un total de 19 personas víctimas fatales en sólo 72 días.

Quizás alguien argumente que la ciudad de Las Vegas, o todo el valle es seguro en lo relacionado con el tránsito vehicular, al menos comparado con otros territorios, sin embargo ese no es el espejo en que conductores y peatones deben mirarse. El promedio de un peatón fallecido casi cada cuatro días no admite hacer comparaciones, lo prioritario es reflexionar, adoptar medidas que contribuyan a una mayor seguridad en la vía pública. Y esa batalla compete a todos.

Hoy es casi imposible prescindir del teléfono, hay millones de personas adictas al celular, dependen de él, pero a la hora de sentarse frente al timón de un vehículo vale ponerlo en un segundo plano. Lo mismo sucede con los peatones... ¿cuántos cruzan la calle mientras hablan por teléfono?

Quienes caminan a la escuela, al trabajo, a los negocios, o pasean, no pueden obviar que al cruzar la calle está en juego lo más preciado, en esos pocos segundos hay que mirar a un lado y a otro, mantener la vista en los conductores. ¡Estar atentos! No es el momento de platicar a través del celular ni de pensar en los pececitos de colores, pues en un instante todo puede cambiar.

Es menester cruzar por donde está permitido, esperar la señal. Cobra fuerza eso de que más vale perder un segundo en la vida que la vida en un segundo. Cuántos peatones cruzan corriendo delante de un vehículo y tras el frenazo brusco, suben a la acera y caminan sonrientes como si acabaran de protagonizar una hazaña, sólo se sacuden las nalgas. Irresponsables, negligentes, potenciales candidatos a engrosar la lista luctuosa. Vale recordarles que “el cartero no llama dos veces”.

Es difícil que la persona del párrafo anterior enseñe a sus hijos por dónde y cuándo cruzar la calle, qué debe tener en cuenta y por qué no puede descuidarse. Hay lecciones que urge aprender temprano, practicar toda la vida.

Los conductores, por supuesto, también tienen su cuota de responsabilidad, a veces están apurados, sobrepasan a quien tengan delante sin reparar en nada, como si estuvieran en la jungla y desearan imponer la ley del más fuerte. El comportamiento en la vía retrata a los choferes de cuerpo entero, así son en sus hogares, con sus familiares, los vecinos. Entonces, en el mejor de los casos, vienen los calificativos: salvaje, troglodita... coprófago. Y como por regla general tampoco entienden, se sacuden las nalgas sin saber qué le acecha en la próxima curva.

 

En la vía pública todos merecen respeto, los conductores y los transeúntes, además de las leyes y los agentes. Contribuir con el comportamiento adecuado a reducir la cifra de accidentes y de fallecidos es una tarea a la que nadie debe sacar el cuerpo. No pase estas líneas por alto. Es triste para cualquier familia que un hijo (a), el esposo (a), el hermano, el sobrino, el abuelo, pase de ser un peatón a ocupar líneas en un obituario. Cuídese. No lo deje para luego... puede ser tarde.

 

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