Desde niños los que hemos crecido en la frontera Norte de México, hemos visto siempre el pasto más verde, más limpio ¡y con más oportunidad! Estoy hablando de seis décadas. En estas décadas hemos escuchado toneladas de discursos de políticos, gobernantes de ambos lados de la frontera.
Me tocó ser miembro del equipo de Negociación del Tratado de Libre Comercio, miembro fundador del Border Trade Alliance, entre otras actividades donde fui, y continúo externando mi opinión de la importancia y potencial de esta región, desde Tijuana-San Diego hasta Matamoros-Brownsville, misma que ha quedado en eso en ¡potencial!
Recibí correo del buen amigo y experimentado economista Patrick Osio, de San Diego, sobre el rezago en materia ambiental del TLC o NAFTA, me genera, una vez más escribir estas líneas para participar a mis amigos lectores que no conocen la Zona Fronteriza y lo dramático que es la diferencia de entrar o salir de México por cualquier garita y ver ¡la diferencia entre Estados Unidos y México! Cuando uno está sentado por horas, en ocasiones hasta cinco haciendo línea para pasar al lado Norte, vuela la mente en pensar el por qué estamos, como dice Allan Railey el escritor de “Vecinos Distantes”, toda mi vida he tenido ese sentir de ahora sí, este presidente de México lo logrará, y me han tocado ocho y ¡nada!, claro que hay algunos logros pero seguimos igual o peor.
Me han tocado legisladores como Ernesto Ruffo o Víctor Hermosillo, un presidente de Mexicali, Diputados de la Frontera, sin duda con la pasión y buen propósito y ¡nada!, programas, organismos binacionales que más sirven como foros para lucir fotografías en medios y ¡nada! En el TLC se habló y se logró un Banco de la Frontera, como es el NafBank y ¡nada!, infinidad de reuniones entre presidentes de México y Estados Unidos con declaraciones excelentes y planes maravillosos y ¡nada!
Hoy las líneas para pasar al Norte están invadidas por vendedores ambulantes, por personas con discapacidad, grupos de recuperación de drogas, escuelas solicitando cooperación para pintar sus salones, enfermos con recetas en mano, un cuadro lamentable que exhibe a México con incapacidad.
Las brincada de cerco internacional al día y en pleno día, en cada frontera una sociedad oscura de coyotes, drogas, contrabando, los deportados por Estados Unidos engruesan la delincuencia a falta de trabajo.
Entrar a México, es de impacto, fuera cinturón de seguridad y disciplina, calles con baches, jardineras abandonadas, basura por doquier, funcionarios corruptos y recargados en muros, en veces soldados con armas largas, se nota... ¡pero se nota el cambio!
Señor presidente Peña Nieto, se requiere dignificar entrada y salida de México, se requiere menos corrupción, es leyenda urbana y hasta ejemplo para nuestros jóvenes el cómo los ex administradores de aduanas salen millonarios.
Señor presidente Barack Obama, no es posible que no haya presupuesto para expeditar el cruce a esta nación, tecnología hay, solo de Baja California llegan en compras y consume seis billones de dólares cada año que se gastan en California, Nevada principalmente.
Mientras D.C. y D.F. sigan decidiendo, hay un S.O.S. en la Frontera y todo queda ¡igual!
¡Ánimo!
Xavier@rivas.com