El libro “Las Rastreadoras”, relata a través de una mezcla de datos, testimonios y relatos, la realidad de las madres que, “siguiendo la memoria de su vientre” buscan a sus hijos desaparecidos en el estado de Sinaloa, en el norte de México, dijo la autora Tania del Río en entrevista con EFE.
“Es una inmensidad a la que se enfrentan. Cuando las vi de cerca, todo lo que padecen y todo porque les arrebatan un ser querido, porque van siguiendo la memoria de su vientre, porque van buscando la solución a todo aquello que las mismas instituciones encargadas de proveer justicia no son capaces de hacer”, comentó del Río.
“Las Rastreadoras” es un acercamiento a las vidas de varias madres buscadores con quienes convivió la autora para este libro, su ardua labor, no solo de madres de una persona desaparecida, sino también de buscadoras de campo, forenses y conocedoras de procesos judiciales, campos en los que se han tenido que adentrar ante la inacción de las instituciones.
México vive actualmente una crisis, con más de 112.000 personas no localizadas y 52.000 cuerpos en dependencias sin identificar.
Del Río relató que, desde pequeña, le pareció anormal que hubiese tantas personas en el país. Después estudió sociología y se considera “observadora social”, por lo que pidió a las madres si podía acompañarlas en su quehacer para hacer un libro.
En el proceso, señaló, fue consciente de muchas cosas, entre ellas de lo anterior y de la importancia de contar sus historias desde cerca.
“Exigen justicia y se juntan unas con otras a poner el cuerpo, es lo más fuerte, lo que más me ha conmovido, es algo en lo que podemos poner atención y ver cómo ellas han hecho de su cuerpo una muralla”, contó.
Pero además de una muralla -para protegerse-, también son un blanco de amenazas al adentrarse en zonas controladas por el crimen organizado en busca de restos humanos o de pistas que puedan llevarlas a conocer el paradero de sus familiares.
“Están buscando, pero también están siendo observadas”, consideró.
Además, entendió, más que nunca, lo que decía Javier Valdez, periodista asesinado en 2017 en Sinaloa, que había que contar historias, no contar muertos.
“Le aprendí a él esa parte de dignificar las historias, les debo mucho respeto a las víctimas, he sido cuidadosa en el tratamiento porque son historias de vida, apelo a la sensibilidad de las personas que lo lean”, apuntó al referir que el libro está hecho para que lo lea cualquier persona y se sensibilice.
Y se preguntó: “¿Cómo no sensibilizarse ante esta lacra?”.
“¿Cuántos pases de lista tienen que hacer de sus familiares cuando hacen sus protestas, cuántas veces tienen que escuchar su nombre y soportar su ausencia para que se les haga caso?”, continuó.
Asimismo, la escritora resaltó que el problema de las personas desaparecidas en México es parte de un compendio de circunstancias que producen que los ciudadanos tengan miedo.
Explicó que los carteles del narcotráfico, el crimen organizado y hasta los cuerpos policiacos “están en contra de la ciudadanía”.
“Nos vamos replegando hacia la pared. (...) Hay una sensación de miedo tremenda que no estamos reconduciendo. Como país estamos rotos”, terminó. México (EFE)