La reforma migratoria de Reagan cumple 35 años sin un reemplazo a la vista

La llamada "amnistía" de Ronald Reagan, que abrió en 1986 las puertas a la ciudadanía a millones de indocumentados, cumple este sábado 35 años justo cuando millones de inmigrantes y activistas ven desvanecer sus esperanzas de que se apruebe una reforma migratoria similar.

Firmada el 6 de noviembre de 1986 por el entonces presidente Reagan, la Ley de Control y Reforma de la Inmigración (IRCA) otorgó la legalización y un camino a la ciudadanía a cerca de 3 millones de inmigrantes, entre los que había aproximadamente 1,3 millones de trabajadores del campo.

Reagan calificó  a IRCA como una de las "iniciativas legislativas más difíciles de la memoria reciente", pero también la ley sería una de las que "las generaciones futuras de estadounidenses" estarían “agradecidos”.

¿UNA REFORMA SIN PARTIDO?

El republicano no se equivocó sobre el impacto que dejó la ley.  Más allá de integrar a Estados Unidos a millones de familias inmigrantes, en su mayoría latinos, IRCA representa la última vez que demócratas y republicanos se unieron para permitir la legalización de indocumentados otorgando un camino a la ciudadanía.

En 1986 la Cámara de Representantes estaba dominada por los demócratas, mientras que el Senado estaba controlado por los republicanos.

Charles Kamasaki, consejero de la organización UnidosUS y autor del libro “Immigration Reform: The Corpse That Will Not Die" (2019), explicó a Efe que entre los varios aspectos que contribuyeron a la aprobación de IRCA se debe destacar que en 1986 había “un amplio consenso” sobre la necesidad de hacer algo en el tema migratorio en el Congreso y en el Gobierno Reagan.

También existía una atmósfera política más propicia para aceptar compromisos, opinó Kamasaki, que argumenta que, aunque en 1986 las divisiones ideológicas eran bastante similares a las de hoy, en ese entonces republicanos y demócratas podían crear un frente común en temas de interés mutuo.

“Hoy, ambos partidos están más alineados internamente con fuerzas pro-inmigrantes, casi todas demócratas, y fuerzas anti-inmigrantes, casi todas republicanas”, comparó el autor.

EN LADOS OPUESTOS

En ese sentido, Muzaffar Chishti, del Instituto de Política Migratoria (MPI), aseguró a Efe que “hay una gran diferencia”, entre la atmósfera política que ha rodeado el tema de inmigración en los últimos años en EE.UU. y la de 1986 cuando se aprobó IRCA.

Explicó que las discusiones legislativas sobre inmigración en 1986 se centraron en “ideas”, en la búsqueda de soluciones bipartidistas al problema de los migrantes y de la frontera.

"Ahora el debate sobre inmigración está centrado en la raza y el color, por lo tanto el nivel de reacción es más visceral”, opinó.

Este año varias propuestas de reforma migratoria que darían un camino a la ciudadanía se han presentado en ambas cámaras del Congreso, pero ninguna ha logrado el necesario apoyo republicano.

Ante este bloqueo, los demócratas han prometido anexar medidas que favorezcan a los indocumentados en el plan de gasto social que se aprobaría en solitario por medio de la reconciliación, pero ya pocos creen que es posible darles la ciudadanía.

Y es que, como Chishti justifica, los conservadores corren “un riesgo político” si apoyan dar la ciudadanía, dado que los republicanos creen que los inmigrantes son partidarios de los demócratas y, por lo tanto, respaldar una reforma migratoria sería dar millones de nuevos votantes al partido rival.

Este no sería el único problema que enfrenta un plan de reforma migratoria que tenga disposiciones similares a IRCA, en opinión de Kamasaki.

Los antiguos partidarios republicanos de la legalización como los senadores Lindsay Graham y Marco Rubio cambiaron sus posiciones, en cierta medida debido al control del expresidente Donald Trump sobre el partido.

APRENDER LAS LECCIONES DE IRCA

Ambos expertos coinciden que muchas de las lecciones que dejó IRCA aún no se han aplicado y Chishti hizo un llamado a la paciencia y recalcó que lograr un consenso sobre la reforma migratoria de 1986 tomó varios años.

Por su parte, Kamasaki hizo un llamado general a romper las barreras y cruzar las líneas partidistas.

 

"Es difícil romper este "hiperpartidismo", pero es posible, y se debe trabajar en ello, consideró. Los Ángeles (EFE)

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