La Perspectiva Monteolivo -Clase social, la política y la prosperidad por Marlene Monteolivo

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Pues figúrese usted que existen muchos factores sociales que influencian a la gente en cuanto a lo relacionado con la política y el éxito, en este caso a los hispanos.

 

Hay muchos estudios universitarios que revelan que el nivel socioeconómico de un individuo tiene mucho que ver con su participación en el sistema electoral del país, es decir, entre mejor viva y mejor acomodado esté ese individuo, más probabilidades tendrá de salir a participar activamente en el sistema electoral, y lo contrario podría ser cierto también.

 

Se podría decir casi con certeza que hay más gente pobre que no participa activamente en el sistema político de este país, que gente apoderada que se queda sin hacer sentir su voz.

 

La política es tan importante, mire usted, que sin ir muy lejos, en junio el “billonario” Sheldon Adelson, propietario de casinos como el “Venetian”, dijo que él estaba dispuesto a gastar hasta $100 millones de dólares para derrotar al presidente Obama. Sí, leyó bien, $100 millones de dólares para lograr su cometido.

 

Me imagino que a lo mejor usted estará pensando... ¿y quién va a pensar en la política sin tener trabajo y con el estómago vacío? y en eso estoy de acuerdo con usted, hay prioridades de prioridades.

 

Me imagino que usted también podría estar pensando que los ricos compran a los candidatos y hasta las elecciones, y pudiera ser que visto esto desde esa perspectiva a lo mejor tenga usted toda la razón. Pero gústenos o no, el que participa lleva las de ganar y el que no participa no se puede quejar.

 

Pero fíjese usted en la mentalidad de la gente... los millonarios no escatiman en gastar o en “invertir” en la política porque saben que el contribuir les da acceso a los oficiales que adoptan las decisiones que les podrían afectar sus intereses.

 

Por otra parte nosotros... que si nos piden una contribución de míseros $5.00 dólares nos quejamos hasta llegar casi a las lágrimas y sin pensarlo dos veces ni lo consideramos porque desde un principio nos sentimos excluidos del sistema político y la respuesta es un definitivo ¡no!

 

Nos hemos socializado o acostumbrado a creer que no contamos. En muchos de nuestros países la corrupción es tal que desde ya se sabe quienes serán los ganadores en las elecciones futuras... como quien dice “y para que me molesto en votar si mi voto no va a cambiar nada”.

 

Lo malo es que al ser de escasos recursos económicos lo más posible es que no tengamos mucha educación y no podamos analizar con objetividad lo que nos conviene.

 

Somos pobres porque no tenemos buenos trabajos o porque estamos desempleados. No tenemos buenos trabajos porque no estamos capacitados o no contamos con las habilidades para desempeñarnos en puestos mejor remunerados.

 

Ah, y como inmigrantes el problema del idioma prácticamente nos paraliza; y por ser pobres lo más probable es que padezcamos de problemas de salud por no tener seguro médico y que no contemos con muchos conocimientos por la falta de educación académica.

 

Peor aún, lo más seguro es que vivamos en un sector donde la tasa del crimen sea muy alta, lo cual nos expondrá a tener más probabilidades de caer víctima de los delincuentes.

 

Es como si no hubiese esperanza para los pobres, pero no hay que decaer. La situación económica se podría mejorar al salir a las urnas a depositar nuestro voto “bien informados” y haciendo nuestra tarea para elegir a los gobernantes que toman nuestras necesidades e intereses en cuenta. Tenemos que elegir a quien habrá de mejorar el curso de esta gran nación para que todos progresemos, no solo los ricos.

 

Y si el tener dinero ayuda a posicionarnos bien con los oficiales electos y lograr favores; los oficiales electos llegan ahí solo por medio del voto.  Por eso es que tenemos que votar por el candidato que tenga más experiencia y una trayectoria mejor manejando los problemas de la economía para poder generar más empleos con mejores salarios.

 

No regale su voto, infórmese bien antes de votar, no vote con el corazón, vote con su intelecto. Todos tenemos la responsabilidad cívica de elegir a los candidatos que habrán de mejorar esta gran nación. 

 

Vote por quién a usted le parezca mejor candidato, pero salga a votar, no permita que callen su voz, porque así ¡todos perderíamos!

 

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