Por Angélica MILLÁN
Como una de las pioneras en el campo de enfermería entre la comunidad latina de Estados Unidos, con frecuencia se me acercan las jóvenes y los jóvenes estudiantes de esta increíble carrera profesional para pedirme consejos sobre cómo superar los retos, las dificultades y cómo alcanzar lo que todos anhelamos: el éxito profesional y personal.
Casi tres décadas como enfermera me dan la perspectiva para sentirme orgullosa de lo que hemos crecido en el gremio, pero también para reconocer que ningún avance es suficientemente rápido y que aún tenemos mucho por hacer para lograr más diversidad en esta profesión tan digna y relevante para la sociedad.
Aunque los hispanos somos el 17 por ciento de la población de los Estados Unidos, sólo el 3.6 por ciento de las enfermeras o enfermeros certificados son latinos, menos de la mitad que otras minorías como la afro americana.
Cuando miro hacia atrás me doy cuenta lo importante que es tener el soporte de la familia --padres, hijos o cónyuges- para una carrera que exige de los estudiantes compromiso, dedicación y entrega. También habría sido muy útil contar con un mentor que me sirviera de guía para orientarme y encontrar los recursos a mi alcance.
En la década de 1990, el campo de la enfermería contaba con pocos estudiantes o enfermeros certificados latinos y muchos de nosotros éramos los primeros en la familia en asistir a la universidad. No fue nada fácil, en especial nos sentíamos sin la preparación suficiente para las clases o para asuntos sencillos como para organizar nuestro tiempo y esfuerzo.
Los estudiantes latinos padecíamos además de la escasez de becas financieras, por lo que muchos teníamos que trabajar y estudiar para costear la carrera, que idealmente debe ser un proyecto de tiempo completo. A veces pienso que era como una tormenta perfecta que se anteponía para logar nuestros sueños.
Para apoyar a nuestra comunidad, la Asociación Nacional de Enfermeras Hispanas (NAHN) desarrolló por ello un programa de mentores, integrados por enfermeras y enfermeros, así como profesionales de la salud que buscan ayudar a nuestras nuevas generaciones a navegar la carrera de la enfermería hasta llegar a un puerto seguro.
Haber contado con un mentor habría hecho una gran diferencia en mi vida y en mi carrera. Ahora muchos jóvenes pueden contar con su propio mentor como soporte y guía para completar sus estudios de manera exitosa.
Más de medio millón de empleos de enfermería estarán disponibles en los próximos años. Uno de ellos puede abrirte las puertas a la realización personal, profesional y al éxito económico. Si la vocación de servicio corre por tus venas, esta puede ser tu gran oportunidad. Y no estás sola ni sólo, el apoyo está más cerca de lo que te imaginas.
* Angie es ex presidenta de la Asociación Nacional de Enfermeras Hispanas (NAHN), (Especial para la Red Hispana)