Yo, como millones de personas, sufro de una enfermedad crónica desde hace muchos años. Se trata de la presión arterial alta o hipertensión. Muchos miembros de mi familia materna inmediata tienen un historial similar, mientras que en el caso de mi línea paterna existe una mayor prevalencia de diabetes. Todo lo cual no es sorpresivo porque ya sabemos que algunas minorías étnicas como la latina, registramos tasas desproporcionadamente altas de presión arterial alta, diabetes y de otros problemas crónicos como el sobrepeso y la obesidad.
Pero la epidemia del COVID-19 ha generado explicablemente mucha ansiedad en personas que padecemos enfermedades crónicas, porque la mayoría hemos escuchado que tenemos un mayor riesgo de tener complicaciones severas si nos contagiamos del coronavirus o de alguna de sus variantes. Ese riesgo es aún mayor para aquellas personas mayores de 65 años.
Aún como periodista he encontrado que la falta de información confiable es uno de los principales problemas para quienes queremos estar al día sobre cómo protegernos. Aunque las redes sociales son una amplia ventana que nos permite seguir comunicados socialmente durante la pandemia, también es una fuente inagotable de desinformación.
Tristemente he leído que muchas personas propagan rumores para protegerse del COVID con remedios caseros o amuletos o figuras religiosas. La realidad es que la mejor protección que tenemos para evitar un contagio es el uso de mascarillas que nos cubran la nariz y la boca, mantener una distancia física de seis pies, lavarnos las manos con frecuencia y evitar multitudes.
Por eso me resulta muy alentador ver que una página de Internet “tusaludsincovid.org”, de la Asociación Nacional de Directores de Enfermedades Crónicas (NACDD), ofrece no sólo información basada en datos científicos, sino recomendaciones claras para mantenernos sanos. Y lo mejor de todo, en español.
La página deja en claro que las personas con enfermedades crónicas como asma, enfermedad cardíaca, diabetes no controlada, obesidad o un sistema inmunológico debilitado, deben ser más cuidadosas y protegerse del COVID-19.
También recomienda tomar decisiones más saludables diariamente para ayudar a prevenir enfermedades crónicas en primer lugar. Dejar de fumar, hacer más actividad física, mantenerse hidratado y comer alimentos y meriendas más saludables es una buena forma de evitar una enfermedad crónica.
Conozco de la NACDD porque el año pasado tuve la oportunidad de colaborar en una campaña informativa para sobrevivientes de cáncer, donde una consejera virtual llamada Linda ofrecía mucha información en español para sobrevivientes y sus familiares o cuidadores.
Muchas veces nos sentimos abrumados por la abundancia de información sobre salud y sobre los riesgos que padecemos en la era de la pandemia. Lamentablemente en ese océano de datos muchas veces existe información que no ha sido comprobada científicamente. Debe ser por ello motivo de satisfacción que NACDD y otras organizaciones dediquen esfuerzos para que nuestra comunidad tenga información confiable, actualizada y útil en momentos que más lo necesitamos.
Para más visita www.laredhispana.com