Por Maritza MALDONADO
“Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento”, una de las célebres frases de Abraham Lincoln, decimosexto presidente de Estados Unidos de Norteamérica, representa uno de los más excelsos y noble gesto de un presidente de este país: la abolicion de la esclavitud a través de la Proclamación de Emancipacion en 1863.
En honor al natalicio del primer presidente de América, George Washington, y a uno de los precursores de la libertad Abraham Lincoln, fue proclamado El Día de los Presidentes en 1971 y desde esa fecha cada tercer lunes de febrero se realizan actividades de recordación a los más de 40 gobernantes que a través de la historia junto a personas aguerridas, emprendedoras, han conseguido conformar la nación. Un total de 17 presidentes ganaron segundas elecciones (reelección) entre ellos: Thomas Jefferson, Bill Clinton y Barack Obama -el primer afroamericano en asumir la presidencia-. Richard Nixon es el único que ha dimitido del cargo.
Hasta la fecha y según estadísticas, 19 presidentes pertenecen al partido republicano y 13 al demócrata, y es cierto que algunas administraciones no han estado exentas de escándalos o acusaciones de diferente índole, pero sin dudas Estados Unidos es el país que más inmigrantes recibe, seguido de Alemania y Rusia. Y es que la añorada búsqueda de la libertad incluye los diferentes puntos de vista de las personas según sus realidades.
Es a Estados Unidos de Norteamérica adonde llegamos, un país en el que el inmigrante es capaz de forjar sus propios sueños, salir adelante, y ayudar a quienes quedaron detrás.
Por supuesto que no es una sociedad perfecta, como tampoco lo son las de los países de donde vinimos, pero sin lugar a dudas es más libre, más próspera, más variada y más tolerante, aunque en algunos sectores la palabra resulte obsoleta.
Quisiera terminar este comentario con una de las más famosas frases del primer presidente de Estados Unidos, quien ironicamente no perteneció a ningún partido político: “Nada aborrezco más que la ingratitud”, escribió George Washington. Estoy orgullosa de vivir en Estados Unidos, le doy gracias por recibirme como inmigrante, permitirme probar mis fuerzas, y donde espero, más temprano que tarde, que un día tengamos una presidenta en esta tierra de valientes.