Es claro que la comunidad hispana de Las Vegas enfrenta, entre otros, el problema de la desunión. Algunos creen que ésta se debe a que hay algunos individuos que piensan son mejores que otros; mientras algunos opinan que nuestra desunión es debido a que procedemos de unos 23 países diferentes, lo que los hace creer que son mejores al resto.
Ah, y no nos olvidemos del complejo de cangrejos que algunos tienen, por medio del cual muchos pisotean y le hacen zancadilla a quienes hacen esfuerzos para sobresalir por sus méritos.
Lo cierto es que con esas actitudes continuamos desunidos y todos salimos perdiendo pues se les olvida, les guste o no, que la opinión pública estadounidense nos ve a todos con ojos de desprecio por el solo hecho de ser hispanos. Incluso a los que son ciudadanos, a los estudiados y a los mismos empresarios.
Lo malo de la desunión de los hispanos es que unos creen erróneamente que son superiores al resto. No se puede olvidar que los del puro sur de nuestro continente están convencidos que son el regalo de Dios a la humanidad. Hablando sin tapujos, hay algunos suramericanos que consideran que la gente de otros países es inferior a ellos ¿Sí o no?
Por otra parte, acordémonos de la pugna que ha existido por muchos años entre los salvadoreños y los mexicanos, aunque admito que esas relaciones han mejorado últimamente, es de recordar que no se veían mutuamente con buenos ojos.
Ah, eso sí, hay que notar que el liderazgo de los cónsules de México y de El Salvador: Julián Adem y Tirso Sermeño, respectivamente, ha contribuido a facilitarle la vida a muchos de sus connacionales al abrir las puertas de sus consulados con programas de beneficio social a todos los hispanos necesitados de tales servicios, no solo a sus respectivos compatriotas.
A lo mejor los cónsules no dieron su primer paso con esa mira, y todo se está dando paulatinamente, pero lo cierto es que a raíz de sus esfuerzos el resultado ha sido la bienvenida con brazos abiertos a toda la comunidad hispana en general en cuanto a diversos programas de apoyo que ofrecen en sus respectivos consulados locales.
Pero no todo es color de rosa; recuerdo que hace unos 17 años se hizo uno de los muchos intentos por unificar a los hispanos de Las Vegas. A la junta asistieron unas 19 personas que se consideraban líderes de varios países latinoamericanos, como los presidentes de tales asociaciones.
Para hacerle corto el cuento, yo estaba como espectadora y pude presenciar una escena muy desagradable. La mayoría sentados a la mesa gritaban, y muchos gritaban al mismo tiempo en desacuerdo a todo lo que otros proponían, pues dieron la impresión de querer ir en busca de protagonismo para poner a trabajar a los otros como súbditos.
Como quien dice había solo jefes y nada de indios. No había una agenda, ni nadie encargado de poner orden en la sala. Fue un caos completo y hasta casi terminan a golpes, y a la hora de la hora, todos quedaron enemistados, es más, hasta la fecha hay varios que son enemigos acérrimos aun después de tantos años... y la desunión continúa.
Será cuestión de los tiempos y que la sociedad ha cambiado incluyendo a nuestra ciudad, pero últimamente se ha visto una participación más activa de parte de las mujeres hispanas de Las Vegas que son líderes. Y parece que sí están haciendo su parte por unificar a sus propias comunidades, se ve que va en aumento el número de organizaciones, clubes, asociaciones y federaciones que se inscriben ante las autoridades respectivas para darle más seriedad a sus esfuerzos.
Claro, no nos podemos dar el lujo de fraccionarnos por género, pero debemos tener la visión que si llegáramos a unificarnos formaríamos un bloque muy importante de 750 mil personas en fuerza y ese es un poder que vale la pena. Les aseguro que todo sería diferente para las otras generaciones de hispanos.
Marlene Monteolivo (702) 985-1847 - elmundomarlene@gmail.com