El hijo de octogenario condenado a muerte en EE.UU. pide la revisión de su sentencia

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Francisco Serrano, hijo del ecuatoriano Nelson Serrano, que con 83 años es el hombre de más edad en el corredor de la muerte de Florida y posiblemente de todo EE.UU., clama por que la Justicia de este país "repare la injusticia" cometida con su padre y no se dilate más su revisión de sentencia.

Serrano (Quito, 1938), con graves problemas de vista y auditivos, lleva 15 años en el corredor de la muerte en Florida por un cuádruple asesinato ocurrido en 1997 del que se declara inocente.

El ecuatoriano-estadounidense ha alegado siempre que se encontraba a cientos de kilómetros (en Atlanta, Georgia), en un viaje de negocios, el día en que ocurrieron los crímenes en las oficinas de la compañía en Bartow, en el condado de Polk (Florida).

Y así lo corrobora un vídeo del hotel en Atlanta donde se hospedó ese día: el 3 de diciembre de 1997.

Los fiscales, sin embargo, convencieron al jurado en el juicio en 2006 de que Serrano voló ese día de vuelta a Florida bajo nombre falso, perpetró los asesinatos y regresó esa misma noche en otro vuelo a Atlanta.

PRUEBAS CLAVE OCULTADAS POR EL ESTADO

En una entrevista con Efe, su hijo Francisco pide a la Justicia estatal el fin de la demora en la revisión de sentencia sobre la pena de muerte impuesta a su padre, sin fecha determinada todavía.

Se trata de una resolución que se ha postergado en 4 ó 5 ocasiones y que permitiría a los abogados de Serrano presentar al jurado "pruebas clave que fueron ocultadas" durante el juicio.

Por ejemplo, señala, "las pruebas de ADN" halladas en el lugar de los asesinatos y la documentación sobre "la tercera arma, un rifle militar que fue ocultado" por la Fiscalía y el testimonio de un testigo ocular.

Serrano no titubea al asegurar que el proceso contra su padre está plagado, desde su "secuestro" en Quito (Ecuador) en 2002, de un largo rosario de "violaciones de los derechos humanos, manipulación y falsificación de pruebas, corrupción de la Fiscalía" e incluso "irresponsabilidad" de la jueza que presidió el caso.

En cuanto a la vista para resentencia, aun cuando no se trata de un nuevo juicio, "sí hay un nuevo jurado al que poder presentar los hechos y que tomen la decisión entre pena de muerte o cadena perpetua", explica Francisco Serrano, de 57 años.

En opinión de Serrano, "está claro que fue un asesinato por narcotraficantes, un ajuste de cuentas, porque una de las víctimas, Frank Dosso, traficaba con cocaína".

En este caso decir que su historia es de película no es un lugar común o frase hecha.

Un documental con el título de "I'm Innocent" (2015) contó cómo este empresario, padre de familia y excombatiente estadounidense -es ciudadano desde 1971- fue secuestrado en Ecuador en 2002 por un fiscal y un detective de Florida y traído contra su voluntad a EE.UU. para que respondiera por los asesinatos de Frank Dosso, George Gonsalves, Diane Patisso y George Patisso.

Los dos primeros habían sido socios de Serrano en las empresas Erie Manufacturing y Garmet Conveyor Systems en Bartow, pero las relaciones comenzaron a deteriorarse en medio de un intercambio de acusaciones de desaparición de dinero y malversación de fondos.

En 1997, Serrano abandonó la presidencia de la firma y entabló un juicio civil contra ellos al descubrir que faltaba una importante suma de dinero en la contabilidad.

El 3 de diciembre de 1997 aparecieron muertos por disparos en la cabeza en las instalaciones de la citada compañía, al igual que George Patisso y su esposa, Diane, una joven fiscal hermana de Frank Dosso.

SECUESTRO EN ECUADOR

Tres años después de los asesinatos, Serrano, que fue investigado como sospechoso, pero nunca fue incriminado, se jubiló y regresó a Ecuador libre de cargo alguno.

Pero, en 2002, dos agentes estadounidenses, un fiscal y un detective de la Florida, sobornaron (supuestamente) a policías ecuatorianos para llevarse a Serrano a Estados Unidos contra su voluntad.

"La Florida mandó a un fiscal a Ecuador a secuestrar a mi padre en la calles de Quito, y esto saldrá en la corte federal, porque en la estatal no nos dejaron", dijo Francisco Serrano.

La noche antes de sacarlo de su país natal, cuenta, "lo metieron en una jaula para perros esa noche en el aeropuerto" y lo trasladaron al día siguiente en un vuelo a Miami "sin documentación y sangrando".

 En el año 2006, un jurado lo encontró culpable y fue sentenciado a cuatro penas de muerte por la jueza Susan Roberts, lo que le convierte con toda probabilidad en el preso más viejo del corredor de la muerte en Estados Unidos.

 "La Florida no quiere que esto salga (a la luz) y por eso está tratando de matar a mi padre dentro de la cárcel, quieren que muera y que acabe el asunto", dijo firme.

Serrano pide al gobernador de Florida, Ron DeSantis, que "lance una investigación en detalle y rápida sobre la violación de los derechos humanos" de su padre, violaciones que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha reconocido. Miami (EFE)

 

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