Editorial: Vocación y futuro ¿van de la mano?

Medicina, derecho, negocios, hotelería y turismo, ingeniería, arquitectura, periodismo, ciencias  económicas, arte... sin dudas ante los jóvenes que concluyen la preparatoria se abre un mundo de posibilidades.

Muchos de ellos se preguntan en ese momento qué escoger, qué priorizar, ¿deben poner delante la vocación o el dinero a ganar mañana? He ahí la cuestión...  es la eterna batalla que encaran muchos de ellos y quienes le antecedieron.

Estar seguro de elegir lo más conveniente no es fácil. Las posibilidades económicas, la vocación, el embullo, el gusto o preferencia por determinadas materias, el deseo de los padres, etc., son aspectos a tener en cuenta.

Un grupo de estudiantes de la Canyon Spring High School, en North Las Vegas, visitó recientemente las universidades de Reno y Las Vegas, con el objetivo de ganar más en información, pertrecharse de las herramientas necesarias para escoger de la mejor manera.

Flor Cardona, del programa GEAR Up, comentó a El Mundo, nos satisface ayudarlos en esto de encaminar la vocación porque consideramos es algo que tiene que ver con el futuro, con la felicidad del estudiante y su familia, de ahí su importancia.

Estudiosa del asunto, Cardona resalta: enseñamos a los alumnos qué es relevante a la hora de adoptar una decisión de esta magnitud, a valorar la vocación, o sea, que consideren el ámbito profesional en que van a desenvolverse, sus aptitudes y preferencias, sus habilidades.

Un test de orientación vocacional, dice Cardona, es un arma de inestimable valor, facilita la reflexión sobre gustos, áreas del conocimiento, de manera que el estudiante pueda visualizar su desempeño futuro en esta o aquella profesión. ¿Podrá trabajar y sentirse cómodo? ¿Va a sobresalir entre sus colegas? ¿Qué va a aportar profesionalmente? ¿Y el aspecto económico?

Como puede verse salen a flote muchas interrogantes, y faltan otras... ¿Dónde voy a desenvolverme? ¿Las aspiraciones? Al enfrentar los últimos meses de la preparatoria las preguntas atosigan a los jóvenes. Que bueno entonces saber con determinada precisión los pasos a dar por parte del estudiante, o del apoyo que deben brindar los padres. 

Quizás por complacer a los progenitores, o por ser médico como los hijos de fulano, el joven se convierta en el mejor de los hijos y el peor profesional al optar por algo que está muy lejos de sus preferencias, gustos y habilidades. Así no debe ser.

Participar en visitas como las mencionadas que ayudan a definir la vocación, platicar, preguntar, leer, consultar, resultan una vía idónea, recomendada, pues no es conveniente enfrentar el futuro sin saber hacia dónde dirigir los pasos o qué -profesionalmente- depara el mañana.

¿Es de los padres y jóvenes a quienes el dinero llena los ojos? ¿Prefiere sentirse realizado en su campo profesional? ¿Desea hacer valer su título en beneficio propio y de la comunidad?

 

No eche en saco roto lo de la orientación vocacional, decida con conocimiento de causa, para que el momento de decidir sobre su futuro no lo sorprenda como al “pescado en nevera” con los ojos abiertos sin saber qué pasó.

 

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