Editorial: Tensión entre países hermanos

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Lo que nadie, absolutamente nadie (¿?) deseaba ni esperaba, la tensión diplomática entre naciones como Bolivia, México y España, ocupó titulares a fines del año pasado, y aun las aguas no toman su nivel, muy por el contrario.

Elecciones amañadas en Bolivia para favorecer al ex mandatario Evo Morales, la participación de los militares y la renuncia de aquel, su viaje y posterior estancia en México, junto al hecho mismo de que algunos seguidores de Morales (nueve, a la espera de salvoconductos para abandonar el país) encuentren asilo en la embajada mexicana... puede traducirse como aquellos lodos trajeron estas tempestades.

Por si fuera poco, y para que los acontecimientos subieran de tono, la embajadora mexicana María Teresa Mercado fue declarada ‘persona no grata’  por la presidenta interina boliviana, Jeanine Áñez, quien exigió su retiro inmediato.

La crisis literalmente estalló después que el gobierno interino denunciara que funcionarios españoles acudieron acompañados de ‘encapuchados’ a la residencia de la -ahora ex embajadora- mexicana en La Paz, donde se encuentran ex ministros de Morales. 

Mercado fue acusada de “daño a la soberanía del Estado boliviano”, junto a la encargada de negocios de España, Cristina Borreguero, al cónsul de España en Bolivia, Álvaro Hernández, y al grupo de elementos de guardias de seguridad de la sede diplomática del país europeo.

En correspondencia con las palabras de Áñez, el grupo de diplomáticos tenía 72 horas para dejar el país andino. “Ellos han lesionado gravemente la soberanía del pueblo y del gobierno constitucional de Bolivia”, aseguró la mandataria boliviana, quien se hizo del poder tras la dimisión de Evo Morales, y abundó: “La conducta hostil de estos funcionarios, intentando ingresar de manera subrepticia en la residencia el pasado viernes 27 de diciembre, no la podemos dejar pasar”.

Por un lado en México la preocupación continúa en el candelero, y no falta quienes llaman a un diálogo. La embajada mexicana en La Paz está custidiada desde hace varios días, pese a los reclamos de Relaciones Exteriores de México, que responsabiliza al gobierno boliviano de cualquier incidente y daños a la instalación.

España, tras una postura cautelosa y de sorpresa, ‘devuelve la pelota’ y expulsa a tres funcionarios bolivianos, a los que también dio 72 horas para que abandonaran el país.

“España rechaza tajantemente cualquier insinuación de injerencismo, cualquier afirmación en tal sentido es una calumnia dirigida a dañar las relaciones bilaterales, e invita al gobierno de Bolivia a reconsiderar sus palabras”.

Por su parte México no responde hasta el momento con medidas recíprocas, analiza casuisticamente la situación y tiene muy en cuenta que en Bolivia residen alrededor de 10 mil mexicanos. Conclusión: no se rompen las relaciones diplomáticas, pero éstas ‘descansan’ en encargados de negocios.

 

Es lamentable se vivan estos momentos de tensión entre países a los que une la historia, el paso de los días y la marcada voluntad para limar estas asperezas, deben decir la última palabra en favor de la mesura, el respeto, las acciones transparentes, y por supuesto las buenas relaciones.

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