Editorial: Si ve algo, diga algo

Luego de los ataques terroristas a París y las amenazas a los Estados Unidos la comunidad debe estar alerta. Eso no significa caer en pánico o desconfiar de todo o deshumanizarse.

Lo sucedido en París, donde al menos 129 personas murieron y otros cientos cayeron heridas víctimas de desquiciados miembros del estado islámico, sin duda vino a recrudecer el ambiente hostil que ya existía hacia los migrantes en todo el mundo. Es conocido el éxodo de civiles de Siria e Irak hacia Europa, huyendo de la guerra, la inseguridad y la muerte. Esa gente ya sufría en sus pueblos de origen, luego ha pasado por la experiencia traumática del camino del migrante -sea por mar o por tierra-, para que enseguida sean rechazada por los países a donde llegan. 

Pero su situación se complica y se vuelve dramática después que los extremistas islámicos mataron ciudadanos franceses indefensos. Hoy en día Estados Unidos se debate en la aceptación o el rechazo de los migrantes sirios que piden refugio. El tema está en el primer plano de la administración federal, muchos gobernadores y el congreso. 

Sin duda es un tema muy difícil debido a las condiciones desatadas por los ataques a Francia. El asunto se puede ver así: Usted y su familia son buenas personas, tienen una casa muy grande y siempre han estado prestos a recibir refugiados en necesidad. ¿Estarían dispuestos a darles entrada a su casa, a convivir con su familia aún cuando exista la posibilidad de que entre esa gente haya algún terrorista camuflado o en potencia? 

La situación es muy difícil; no se trata de entrar en pánico ni volverse un antiinmigrante o caer en la deshumanización. Eso sería darle la victoria al movimiento extremista, donde pagan justos por pecadores.

Vamos a confiar en que el gobierno federal, el congreso y los gobernadores encontrarán una solución al drama de los refugiados sirios sin dejar de atender la seguridad nacional.

Mientras tanto a la comunidad hispana local le toca mantenerse alerta y coadyuvar con la seguridad, sin perder la libertad y el sentido de convivencia. 

Dado que vivimos en una metrópoli turística, por donde transitan millones de visitantes, tenemos que ser buenos anfitriones, no perder el sentido humanitario, pero también debemos tener el temple para alertar cuando se vea algo de riesgo, contribuir a la seguridad común.

 

La Policía Metropolitana y las fuerzas del orden que integran el Centro Contra el Terrorismo están preparadas; una de las cosas que piden es que la gente esté alerta (lea el reporte en la página 3) y ayude a mantener la vigilancia, en especial con el programa “Ve algo, diga algo”. Busque información, pregunte y contribuya a que el valle de Las Vegas se mantenga seguro, como un magnífico lugar para vivir y visitar.

 

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