La familia es donde comienza la vida y el amor no se termina
El pasado miércoles 15 se celebró en muchas partes el ‘Día Internacional de las Familias’. Se trata de una jornada de conmemoración instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde septiembre de 1993, o sea, hace más de tres décadas.
La trascendental fecha comenzó a celebrarse un año después (1994), el objetivo primordial es propiciar, brindar una posibilidad para ganar en conciencia en todo lo relacionado con las familias. De manera que el primer ‘Día Internacional de las Familias’, bajo el auspicio de la ONU, se materializó el 15 de mayo de 1994.
Pero... ¿qué es la familia? Es un grupo de personas relacionadas o vinculadas por el parentesco, en el que tiene incidencia el aspecto sanguíneo o el llamado político, que bien puede ser a causa del matrimonio o por adopción. La familia, su valor, razón de ser, su función dentro de la sociedad es clara.
La Biblia deja sentado que la familia es también una especie de refugio, un lugar seguro, que permanece sólido -más que todo por la unión- ante las adversidades de la vida.
Por supuesto, no faltan quienes esgrimen que la familia es también un lugar donde sus miembros pueden compartir cosas buenas, la alegría, platicar, dilucidar cómo encarar determinados problemas, además de disfrutar juntos los momentos de alegría y los no tan alegres.
El Salmo 128 advierte: “En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas, alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástago de olivo?”
Por si lo anterior fuera poco, la ONU decidió que este año la familia, sus miembros, estén atentos a la Familia y el Cambio Climático, con el propósito de fomentar conciencia específicamente sobre el cambio climático, la manera en que afecta a los integrantes de la familia, y el rol que ésta pueda encarar ante los efectos del referido cambio.
Está claro que por intermedio de iniciativas familiares y comunitarias, se puede fomentar -para encarar el cambio climático- la acción climática, sobre todo a través de la educación, el informarse, la participación de la gente. Como quiera que se insiste en la importancia de la familia, constituye un excelente punto a favor la educación de la familia, el transmitir valores de generación en generación.
Muchos libros de texto dejan sentado que la familia es la célula principal de la sociedad, es en ella donde se aprenden valores, es tal vez el único lugar o espacio donde los miembros se sienten confiados, plenos.
No hay nada de exageración cuando se afirma que la familia clasifica como el refugio, todo ello sin reparar en condición económica, cultural, intelectual, religión o preferencia sexual. La familia se apoya, ama y respeta.
Hace años se entendía por familia a la formada por la madre, el padre y los hijos, hoy se modifica, el concepto es más abarcador, va más allá de lazos sanguíneos, muy bien puede ser el grupo de personas afines, que brindan protección y cariño.