Editorial: Si algo hay que desterrar es el odio

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“El odio es peligroso para todos, por lo que combatirlo también debe ser tarea de todos”

                                 António Guterres

 

Es menester salirle al paso al discurso de odio. Hace varios años se declaró el 18 de junio el día contra el discurso de odio.

António Guterres, secretario general de la Organziaciópn de Naciones Unidas (ONU) afirmó: “Empoderar a los jóvenes para combatir el discurso del odio es crucial para el mundo actual en que vivimos. 

“Con mil 200 millones de jóvenes en todo el mundo, su papel a la hora de reconocer, concienciar y contrarrestar las narrativas de odio no puede subestimarse. Como iguales, tienen una gran influencia sobre los demás y pueden provocar un cambio significativo si denuncian el discurso del odio”, insistió

“Si involucramos a los líderes juveniles y les proporcionamos los recursos y plataformas que necesitan, podemos aprovechar su energía y creatividad para fomentar sociedades más inclusivas y tolerantes”, subrayó en otra oportunidad.

El odio es, de manera incuestionable, un sentimiento muy fuerte. La Biblia, el libro más leído, aleccionador por demás, deja sentado en Efesios 4,31 y 32: “Quítense de vosotros toda amargura, y enojo, e ira, y gritos, y maledicencia y toda malicia. Más bien sed benignos los unos con los otros, misericordiosos, perdónense los unos a los otros, como también Dios os perdonó a vosotros en Cristo”.

Tener siempre presente el 18 de junio, fecha en que se celebra el salirle al paso al discurso de odio, es también propicio para conocer la importancia de erradicar el odio, de enfrentarlo y combatirlo sin escatimar.

Se debe tener en cuenta que si no se controla, el discurso de odio puede incluso perjudicar la paz y el desarrollo, sienta las bases de conflictos y tensiones, de violaciones de los derechos humanos a gran escala.

Todo ello se puede traspolar al plano personal, el trato con la familia, los vecinos, los compañeros de trabajo, las amistades, los conocidos... es indispensable salirle al paso a cualquier manifestación de odio.

Cobra vigencia esta frase: “se odia a algunas personas porque no se conocen, y no se conocen porque se odian”.

¿Qué les parece esta otra? “El odio ha causado muchos problemas en el mundo, pero no ha ayudado a solucionar ninguno”, de la poetisa estadounidense Maya Angelou.

El efecto devastador del odio no es, por desgracia, nada nuevo. Sin embargo, su escala e impacto se ven amplificados por las nuevas tecnologías de la comunicación, se difunden ideas divisorias.

Y es menester volver a la Biblia. “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio” (Mateo 5:22). El Señor no sólo manda que seamos reconciliados con nuestro hermano antes de ir ante el Señor, sino también que lo hagamos rápidamente (Mateo 5:23-26). 

Las Escrituras nos dicen que no permitamos que brote una “raíz de amargura” en nuestros corazones (Hebreos 12:15). 

Incuestionablmente es lo mejor. 

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