Editorial: Ser hispano... qué gran honor

No me fui, ahora sólo vivo más lejos

Concluye este sábado 15 el llamado Mes de la Herencia Hispana o Mes de la Hispanidad, celebración ganada a pulso por quienes vinieron antes para dejar sentada la estirpe que distingue a los hispanos.

Que el gobierno de los Estados Unidos dispusiera primero una semana y luego un mes para celebrar la hispanidad es una muestra de la significativa contribución, del aporte en diferentes ramas, el trabajo sostenido, la entrega, y claro, el respeto a las leyes por parte de los hispanos que vinieron antes y quienes siguieron sus huellas más tarde, hasta estos días.


Claro que hay mucho que celebrar, y el mes que finaliza (del 15 de septiembre al 15 de octubre), es ocasión propicia para festejar lo conquistado y discutir, poner sobre la mesa asuntos o asignaturas pendientes que resulta doloroso contemplar con los brazos cruzados.

Que el deteriorado sistema migratorio de esta gran nación, la falta de una reforma migratoria tenga a más de 11 millones de hispanos ‘viviendo en la incertidumbre’, temiendo la separación familiar, es una vergüenza.

Durante un mes se celebra la independencia de varios países, se organizan múltiples eventos, se muestra la cultura, se exhiben las tradiciones, sin embargo ese lapso de tiempo también debe aprovecharse para reflexionar y buscar solución a temas como el desempleo, la deserción escolar, la violencia doméstica, el número creciente de hispanos vinculados a pandillas, el embarazo entre adolescentes, los bajos salarios... todo eso toca de cerca, muy de cerca, y no se tiene derecho a descansar mientras haya una injusticia que reparar.

Se puede separar la cultura estadounidense de la hispana... difícil, el cine, la música, el deporte, la comida, y es que cada vez la herencia es más fuerte, el aporte a la cultura de este país se deja sentir, no puede pasar inadvertida. Y que bueno sería no quedaran aspectos pendientes. Cómo resistirse a lo que emana de más de 50 millones de hispanos.

Es el temperamento, el valor, la idiosincrasia, la que lleva también a los hispanos a respetar y exigir respeto por sus mujeres, la mama, la hija, la hermana, la esposa, la abuela, la tía, la vecina, la compañera de labores... no se puede permitir a nadie que las ofenda, las humille, es inadmisible.

Por si fuera poco a los hispanos le gustan los retos, no los buscan pero tampoco los rehúyen, y el próximo se avecina, es el 8 de noviembre, otro momento especial para demostrar la fuerza, la pujanza, el ansia de justicia. 

En la agricultura, la construcción, la gastronomía, las ventas, lo emprendedor, el trabajo fuerte, los beisbolistas que a golpe de calidad se imponen en las Grandes Ligas, los hispanos que enfundados en los uniformes de Estados Unidos ganan medallas olímpicas... el número de intelectuales, de profesionales nadie se puede hacer el de la ‘vista gorda’ o mirar a otro lado. Los hispanos merecen un mes y más. No se puede prescindir de ellos.

 

Top