La enseñanza que deja huella es la que se hace de corazón a corazón.- Howard Hendricks
Tal como se esperaba, el regreso a la escuela -desde el pasado lunes 9- trajo consigo un hervidero de alumnos, padres, maestros y camiones amarillos, además de la alegría. Los estudiantes emprendieron el camino del saber, del conocimiento.
¿Cómo deben sentirse dos paladines como Benito Juárez y José Martí? Ellos, que tanto insistieron en la necesidad de la educación para salir adelante, para labrar el futuro. Sin dudas orgullosos.
El mexicano, un indio de origen zapoteco, apuntó más de una vez: “La constancia y el estudio hacen a los hombres grandes, y los hombres grandes son el porvenir de la patria”. ¡Qué visión!
Martí, habanero, que reunió varios textos en el libro que todo niño, adolescente y joven debe leer “La edad de oro”, significó: Para los niños trabajamos porque los niños son la esperanza del mundo, porque los niños son los que saben querer”.
Está claro que resulta en extremo difícil ser la esperanza del mundo sin educación, sin saber leer y escribir, sin conocer de historia, de ciencias, de matemática, al menos lo elemental, y por otro lado está la educación que DEBEN brindar los padres en casa, esa que no se puede delegar en el vecino, el familiar, el maestro, y que tanto tiene que ver con el ejemplo.
Martí escribió mucho acerca de la importancia de la educación, él subrayó: “Saber leer es saber andar, saber escribir es saber ascender”.
También apuntó: “La ignorancia mata a los pueblos”, y “Ser culto para ser libre”. Por si fuera poco resaltó: “Todo hombre al venir a la tierra tiene derecho a que se le eduque, y después en pago contribuir a la educación de los demás”.
El año escolar que recién comienza tiene de atípico, en medio de una lucha sin cuartel contra la propagación del Covid 19 y sus variantes, es imprescindible el uso de mascarillas. Funcionarios del Distrito Escolar del Condado Clark han manifestado que preservar la salud es primordial. Entonces es preciso cumplir cada una de las indicaciones en tal sentido. Ante la propagación y el contagio urge cerrar filas.
El camino a la escuela es el camino que conduce al mañana, a la formación, en gran medida, de hombres y mujeres de bien, amantes del arte y de las ciencias, preparados para encarar el futuro con optimismo.
Sin temor a equívocos, la educación (docente y formal) es la fórmula para imponerse hoy y mañana, para triunfar. Tal como se adentran los estudiantes en el aprendizaje, viajan gracias a la lectura, aprenden a sumar, conocen de ciencia e historia, también es preciso que sean amables, respeten a los maestros, a las niñas, a los amiguitos, se distingan por solidarios y serviciales, se duelan ante la injusticia.
Cada niño que empuña en su manita un lápiz, hojea un libro y está atento frente al maestro (a) abona su camino al futuro, esa es una labor que no se puede postergar; perder el tiempo, no aprender, resulta cuando menos imperdonable.