Editorial: Piénselo antes de cambiar a sus amigos

Nada hay en el mundo más noble y raro que la amistad verdadera.- Oscar Wilde

El amor, la solidaridad, la sinceridad, clasifican como valores íntimamente ligados a la amistad, y vienen a colación porque este jueves 30 se celebró el ‘Día Internacional’ de ese sentimiento tan hermoso, noble y elevado que es la amistad.

Pero... cuántos tipos de amigos hay. Amigos secretos, falsos amigos, amigos de fiestas (con el que te diviertes hasta la pared de enfrente, pero hasta ahí), los de moda -virtuales-, por supuesto, el imaginario, que por lo general acompaña a todas partes, el verdadero amigo (el de las buenas y las malas, incondicional), y la lista de seguro es más larga.

Que una amistad resista el paso del tiempo, por lo general no tiene nada que ver con la calidad o transparencia de dicha amistad.

También la amistad -y sobre todo el número de amigos, de verdaderos amigos-, puede variar con la edad, de niño, adolescente, joven, se suelen tener muchos amigos, oh, un montón de amigos, un millón, como dice Roberto Carlos.

En la vejez no resulta extraño escuchar: amigo, lo que se dice amigo, imprescindibles, si tengo dos es mucho... los cuento con los dedos y sobran dedos. No todo lo que brilla es oro.

El transitar por la vida, las acciones, las posturas ante diferentes decisiones, una frase dicha sin pensar y de la que luego es difícil arrepentirse, un mal entendido... tantas cosas pueden dañar, estropear una amistad, que la lista, duele decirlo, también suele ser larga.

Sin embargo la AMISTAD es algo tan noble, distinguido, tan -es preciso reiterarlo- hermoso, que bien vale la pena celebrar su ‘día’, pero no sólo celebrarlo, lo ideal es hacer valer su significado, vaya, por decirlo de alguna forma, ser amigos excepcionales, como Aquiles y Patroclo.

Muchos consideran que entre un hombre y una mujer “no hay amistad sin deseo de otro tipo”, pueden tener o no razón quienes esgrimen esta tesis, pero lo más relevante es lo profundo y sólido que puede llegar a ser la relación de una pareja, o la relación de amistad entre padre e hijos, hermanos, vecinos, saber lo que una persona -en nombre de la amistad- es capaz de hacer por otra.

Cuesta trabajo considerar una amistad consolidada, de esas hecha a prueba de todo, sin que afloren los valores, la solidaridad, lo transparente de ambas partes, la lealtad, el desinterés, el estar siempre presto en los momentos más difíciles, poner el hombro... esas ‘virtudes o cualidades’ influyen demasiado en una amistad, se valoran en su justa medida, actuar de otra manera o ningunearlos atenta  contra cualquier relación.

Si usted es de esas personas que tiene buenos amigos, comprobados, piénselo bien antes de cambiarlos, de decirles una palabra dura, dolorosa, terrible, que eche por tierra ese hermoso sentimiento.

 

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