Pocas horas restan para el sábado 8 de marzo, es la fecha en que desde hace muchos años se rinde homenaje a la mujer, y qué decir de ellas sin correr el riesgo de ser poco original. Ellas, como las madres, lo merecen todo.
Sólo 42 años vivió el cubano José Martí -poeta, escritor, periodista, maestro, traductor, dramaturgo- al referirse a las mujeres lo resumió en pocas palabras: “De lo feo del mundo se busca alivio en la mujer, que es la forma más concreta y amable de lo hermoso”.
Qué bien dicho Maestro. También estuvo inmenso al destacar: “Sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombre”.
La mujer... cuántas cosas giran alrededor de ella. Muchos tienen bien claro que detrás de cada gran idea hay una exponente del mal llamado ‘sexo débil’.
Es triste, estremecedor, ni el paso del tiempo alivia. Hace 168 años de aquella tragedia, de aquella acción en que perdieron la vida centenares de mujeres (8 de marzo de 1857) protagonistas de una huelga por mejores condiciones de trabajo. Fueron víctimas de un incendio provocado para callarlas. Ellas se han multiplicado. Gracias.
Es vergonzoso que hoy algunos consideren a la mujer un ser inferior, le pagan menos por realizar el mismo o mejor trabajo que los hombres, y hasta se ‘refugian’ para ratificar su hombría, en la penosa violencia doméstica.
Nadie ‘descubre’ el agua tibia al apuntar que ellas sobresalen en la ciencia, el arte, el magisterio, los deportes, en el seno familiar, en las actividades comunitarias, en todas las esferas de la vida, no hay ni la menor duda.
La madre, la esposa, la hija, la hermana, la vecina, la amiga, la compañera de trabajo, merecen el mayor respeto, el justo reconocimiento.
En pleno siglo XXI, cuando la mujer no tiene -en lo absoluto- nada que demostrar, ha llevado a feliz término todo, con la mayor modestia y sencillez del mundo.
Martí -siempre hay que volver a Martí- en sus conocidos ‘Versos sencillos’ escribió: “¿De mujer? Pues puede ser/que mueras de su mordida/ pero no empañes tu vida/ hablando mal de mujer”.
Luego agregó: “La mujer no es como nosotros, sino como una flor, y hay que tratarla así, con mucho cuidado y cariño...”.
Y aun fue más lejos al afirmar: “... las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer”.
El asunto de la igualdad de la mujer es esencial para solucionar problemas de cualquier índole, desde los hogareños, hasta los de carácter social, económicos y políticos.
Sin ir más lejos, hace poco más de un siglo que la mujer puede ejercer el voto en EE.UU.
En la comunidad hispana, hay cientos, miles de mujeres admirables, de diferentes nacionalidades, se distinguen dentro de su núcleo familiar, en la formación de sus hijos, sobresalen por el amor a sus raíces, por dar lo mejor de si en cada acción.
A todas ellas, sin importar su procedencia, su edad, el semanario El Mundo les desea un Feliz 8 de marzo.