Editorial: México y el asilo a Evo Morales... una tradición humanitaria

“El gobierno de México me salvó la vida”, resumió el ex mandatario boliviano Evo Morales al descender del avión que lo condujo desde Paraguay a Ciudad México, y acto seguido agregó: “Mientras tenga vida seguiré luchando por Bolivia”.

La situación en Bolivia tiene elementos a tener en cuenta, de algunos se habla, de otros no tanto, y no faltan los que saldrán a relucir con el paso de los días.

La polémica reelección de Evo -asumió el poder en el 2006-,  irregularidades en las elecciones, protestas sociales la intervención de la (OEA), el sí a nuevas elecciones, la propuesta de los militares...

Tras protestas y denuncias el propio presidente solicitó a la OEA realizar una auditoría, y el informe preliminar dejó sentado que Morales ganó la primera vuelta, pero no con la ventaja necesaria para saltarse la segunda. Aceptó nuevas elecciones, sin embargo ardió Troya, y un alto oficial de las Fuerzas Armadas le recomendó que renunciara.

Se enseñorea la violencia, miles de personas de El Alto no se dan por vencidas; no hay dudas de que la recién electa presidenta interina está sentada sobre un volcán.  

Cuando Morales asume la presidencia, la economía de Bolivia era -tal vez- mejor que la de Haití, con, insalubridad y analfabetismo galopantes.

Las cifras alcanzadas por Bolivia bajo la presidencia de Morales, convirtieron a aquella nación en una de las de mayor crecimiento económico luego de nacionalizar los hidrocarburos... fueron 14 años de logros económicos y sociales, no por gusto se declaró al país libre de analfabetismo, la reducción de la pobreza, la esperanza de vida y el ingreso per cápita mejoraron,  pero eso no justifica las intenciones de atornillarse en el poder, otras personas pueden hacer el trabajo. 

No se puede perder de vista que los recursos naturales de Bolivia resultan un factor indispensable para comprender la crisis política desatada luego de que las fuerzas armadas orillaran a Evo Morales a renunciar. El país es rico en litio (un elemento indispensable para baterías), estaño, gas natural y petróleo.

México hace gala de su respeto por los asuntos internos de otros países y brinda asilo -tiene una larga tradición de esto-, no olvidar, por ejemplo a León Trotsky, al director de cine español Luis Buñuel, a Rigoberta Menchú, a  miles de víctimas de la guerra civil en Centroamérica, y recientemente a Evo Morales. Conceder asilo es un derecho soberano de cada nación.

El vecino país tiene un gran apego al derecho internacional, y muchas veces considera el brindar asilo como un acto humanitario, que no debe entenderse por ningún concepto como un gesto de aprobación o desaprobación, menos aún de hostilidad a algún gobierno extranjero. Es una especie de política de puertas abiertas, una tradición humanitaria que no puede desconocerse, aunque vale tener en cuenta que la invitación de asilo en este caso tiene algunos detractores.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, que hasta el momento de redactar estas líneas no se había reunido con el ex mandatario boliviano, aseveró que él mismo puede vivir en México con absoluta paz y tranquilidad.  

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