Editorial: Los muertos viven en su recuerdo

Con la celebración del “Halloween” a la vuelta de la esquina, el panorama y pronóstico económico luce radiante para las empresas que han aprendido a lucrar con algunas tradiciones.

De acuerdo al sitio de finanzas personales WalletHub, este año se espera alcanzar y superar el récord de gastos efectuado el año pasado, el cual ascendió a 1,9 billones de dólares.

En el reporte del sitio también se destaca que Las Vegas ocupa el primer lugar en la adquisición de disfraces per cápita, así como el séptimo lugar en la compra de dulces y chocolates.

Un 62 por ciento de padres admitieron que se comieron, de manera secreta, los dulces de sus niños. El 36 % compartieron la idea de dejar a sus hijos ir a pedir dulces solos, a la edad de 12 y 13 años.

Pero con respecto a los hispanos, que cada día prefieren más celebrar el Día de Muertos o el Día de los Fieles Difuntos, que irse a pedir dulces en Halloween, aunque en años recientes, ambas tradiciones se consolidan, ya que los distintos grupos étnicos del valle abrazan con entusiasmo las dos fiestas.

La tradición ceremonial sobre la muerte es una expresión de la diversidad cultural, por lo que se considera parte del patrimonio intangible de la humanidad.

La muerte no nos roba a los seres amados, al contrario, nos los resguarda e inmortaliza en el recuerdo.

Por otro lado, en esta ciudad la celebración a los Fieles Difuntos tiene mucho que agradecerle a Irma Varela, que, hace 17 años, se echó a cuestas la tarea de informar e instruir a la comunidad sobre el festejo al Día de los Muertos, una tradición que se originó en el periodo colonial posterior al encuentro de dos mundos, dos cosmovisiones y sus tradiciones: la prehispánica y la hispana en el continente.

El centro de operaciones de Irma Varela fue el Centro Cultural Winchester, sitio que todavía alberga la celebración, nuevamente bajo su tutela, ya que por años tomó la batuta Erika Borges.

El calendario de la celebración señalan que el 30 de octubre, por tradición popular, es el Día de las Almas en los Limbos (niños que mueren sin ser bautizados). El primero de noviembre es el Día de Todos los Santos, el que se dedica a los niños fallecidos y el 2 de noviembre Día de los Fieles Difuntos, dedicado a los fallecidos adultos.

Hay algunas tradiciones que acompañan a la celebración, como por ejemplo la elaboración de Papel Picado de Colores, el que simboliza la unión entre el cielo y la tierra. Los colores más comunes son el morado, el rosa naranja. También son comunes las “Calaveritas” de dulce, a las que les ponen el nombre de alguna persona en la frente, funcionan como un recordatorio de que lo único seguro que tenemos en la vida, es la muerte. El Pan de Muerto es un ofrecimiento a las ánimas y también representa la eucaristía (del cuerpo de Cristo).

 

Un rubro aparte merecen las ofrendas, cuya promoción ha sido “clave” para que la celebración se haya convertido en un éxito avasallador.

 

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