Editorial: Las Vegas permanecerá FUERTE

En México, el dos de octubre no se olvida. La masacre perpetrada por el ejército mexicano contra estudiantes en la plaza de Tlatelolco, retumba en la conciencia de la sociedad y sus autoridades. En esta ciudad, el primero de octubre quedará perpetuado como el día que un individuo protagonizó el tiroteo masivo más cruento en la historia moderna de los Estados Unidos.

El saldo de la matanza, durante el Festival Route 91 Harvest, fue de 59 muertos y 527 heridos.

Todos los que laboramos en El Mundo, extendemos nuestro más sentido pésame a las familias y amigos de las personas que perdieron la vida en este hecho oprobioso. Deseamos que Dios les de consuelo y oramos porque su dolor sea menos intenso.

La balacera, como lo han informado los medios de comunicación en todo el mundo, comenzó mientras Jason Aldean ponía fin a los tres días del festival de música country. El artista había comenzado a cantar cuando se escucharon los primeros disparos.

Los incesantes disparos parecían fuegos artificiales, por lo que muchos de los 22 mil aficionados que estaban en el lugar no entendían lo que sucedía cuando el grupo dejó de tocar y el cantante se apresuró a salir del escenario.

El terror invadió el lugar

En muchos videos que subieron a las redes sociales, se aprecian las luces que emanan del cañón de las armas que utilizó el agresor, identificado como Stephen Craig Paddock, de 64 años. En ellas se aprecian luces centelleantes que salen de pisos abajo del 32, del hotel y casino Mandalay Bay, donde las autoridades encontraron al asesino, quien se suicidó después de cometer el atroz hecho.

El motivo del ataque sigue siendo un misterio, y el jefe de policía Joseph Lombardo acotó en una de las muchas conferencias de prensa “en este momento no puedo meterme en la mente de un psicópata”. 

Paddock, era un contador retirado que residía en Mesquite, Nevada, “tenía 23 fusiles, incluyendo algunos con miras, y una pistola en su habitación”, informó Lombardo a medios de prensa internacionales.

El jefe de policía dijo que las autoridades creen que Paddock actuó solo. A pesar de que aparentemente no tenía antecedentes penales, su padre fue un ladrón de bancos que durante la década de 1960 estuvo en la lista de los más buscados por el FBI.

Al dirigirse al país, el presidente Donald Trump dijo que la masacre fue “un acto de maldad pura” y añadió: “En momentos de tragedia y horror, Estados Unidos se une. Siempre lo ha hecho”. Ordenó que las banderas sean izadas a media asta.

La solidaridad fue pronta y efectiva, la ciudadanía se volcó en apoyo, en donaciones, en oraciones. 

 

La clase política se manifestó de manera pronta y, por medio del Comisionado Steve Sisolak, se abrió una cuenta en la red GoFundMe denominada “Las Vegas Victims’ Fund”, para ayudar a las víctimas. Hasta el cierre de la presente edición se habían recaudado 8 millones 238 mil 200 dólares, la meta es acopiar 10 millones de dólares.

 

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