Editorial: Las fiestas y un año terrible

 

Llega multiplicado el deseo de reunirse en familia, con amigos, dada la proximidad del ‘Día de Acción de Gracia’, ‘Noche buena’, Navidad, Fin de Año... sin embargo no se puede perder de vista que entra en la recta final un 2020 distinto, en una palabra: terrible.

Miles de fallecidos, de personas contagiadas, una pandemia que causa estragos aquí y allá, lo estremece todo, lo cambia, y es preciso no echar en saco roto las indicaciones, es imprescindible protegerse y proteger a los demás.

Las bajas temperaturas se encargan de anunciar las ‘fiestas decembrinas’, y esas reuniones mencionadas antes, son fruto de una tradición, sólo que el Coronavirus no sabe ni siquiera de eso, es más, espera que la gente se confíe, baje la guardia. Y eso sencillamente NO DEBE SER.

Corren tiempos distintos, que no mellan el deseo de  abrazos, de compartir en familia, con amistades allegadas, pero es el momento de posponer esos deseos, de cuidarse y esperar tiempos mejores. Urge un proceder responsible, consciente.

Los días de fiesta -por muchos años- han estado ligados a las reuniones familiares, y eso por supuesto es comprensible, sin embargo las circunstancias llaman a una convivencia limitada, muy limitada, precisamente para evitar contagios. Después habrá tiempo para besos, abrazos, compartir  platillos tradicionales, en medio de una alegría generalizada.

Las cifras vinculadas al COVID-19 son estremecedoras, a instancias nacional (más de 247 mil fallecidos) y estatal, por eso no es descabellado apuntar que en esta oportunidad cada una de las fechas señaladas para celebrar quedará marcada por el dolor, la tristeza, la reflexión, y ojalá sirvan como lección con el objetivo de desterrar el odio, la envidia, la traición, las pésimas relaciones personales, las miserias humanas, y sencillamente den paso al amor.

Recientemente Steve Sisolak, gobernador del estado de Nevada, significó: “si en las próximas dos semanas los números de casos contagiados, de hospitalizados, de fallecidos, no dan un vuelco favorable, tendré que adoptar medidas drásticas”. Días después él mismo resultaba positivo al COVID-19... 

Las medidas a las que se refería el gobernador Sisolak son las que nadie quiere, es obvio decir que tienen marcada incidencia en la economía, lo cual es una verdad tan grande como una casa, pero... lo primero es lo primero, y salvar vidas humanas tiene un carácter prioritario, no admite discusión.  Todo lo demás, se puede conseguir con trabajo, es cuestión de tiempo, sobre todo si las cosas se hacen de la mejor manera. 

Durante las celebraciones, sin dudas, se va a extrañar a este y a aquel familiar, al amigo de tantos años, sus chistes, la alegría contagiosa, sus pasillos de baile, su apetito, pero es por el bien de la familia, de todos. Urge actuar con sensatez, sin perder la ternura.

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