El calendario avanza con ‘botas de siete lenguas’, a punto de entrar en diciembre, el último mes del año, conviene mirar atrás por lo menos a lo más reciente: El Día de Acción de Gracias, para muchos la fiesta más importante de los Estados Unidos, más que todo por el valor que encierra y su marcada dosis de agradecimiento.
Aunque se debe practicar la generosidad todo el año, las acciones de dar sin pedir nada cobran por estos días mayor realce, es el momento propicio para agradecer a Dios todo lo que ha concedido, además, por supuesto, de agradecer la posibilidad de poder ayudar a quienes tienen menos.
Amar sin condiciones, es –o debe ser- lo prioritario, lo demás viene después, incluida, por la generosidad, esa palabra tan de moda en estos días, cuando lo ideal es dar, más aun a los necesitados, sin esperar recompensa ni nada que se le parezca. Tiene que ver con aquello que la Biblia resalta: querer al prójimo como a uno mismo.
No puede perderse de vista que la verdadera generosidad es la que exige un esfuerzo personal para ‘desprenderse’ de algo en favor de una o más personas.
Cinco palabras resuenan este año, y lo harán en los que siguen: ‘es mejor dar que recibir’, y tal frase abre todas las puertas que conducen a la práctica de la generosidad, a esa que se debe llevar a efecto con total disposición, sin esperar recompensa o algo a cambio.
Es válido reiterar que el más beneficiado, cuando se practica la generosidad, es precisamente el que da, el que se acerca a los más necesitados para tender la mano, aun cuando donar duela sencillamente porque significa un sacrificio personal... entonces la alegría, lo que se siente por dentro es mayor.
Por estos días no se vale escatimar posibilidades; tenga muy en cuenta que la paz interior tiene un valor incalculable; cuando das algo, lo dijo alguien, no tiene que ser necesariamente algo material, se valora también de manera considerable dar tu tiempo, contagiar con tu alegría, con tu sonrisa, ser atento... claro, también puedes entregar un bien material.
Dar y disfrutar, recibir y disfrutar, para muchos ahí está el quid del asunto, lo que urge hacer, sin poner a un lado, siquiera por un momento, que disfrutar es cuando lo que haces te reporta felicidad, dicho de otra manera, al vincularlo con la generosidad... eres feliz al dar, al ayudar, y claro, al recibir.
No hay mucho de generosidad al dar y esperar algo a cambio, ahí no está la buena acción, como tampoco cuando se da lo que sobra, lo que ya no se necesita, lo admirable es compartir, ofrecer o brindar, dar algo que hace falta pero también le urge, ayuda a otra persona, anteponer las necesidades de los demás a las de uno mismo. La virtud está en ayudar sin esperar nada a cambio.
Queda atrás el ‘Día de Acción de Gracias’ y se acercan los llamados días festivos, las fiestas decembrinas, navideñas, el sentarse a la mesa con familiares y amigos, celebrar, todo ello sin olvidar ni por un momento dar las gracias, es relevante ser agradecidos, tener presente que lo que des se te multiplicará.