Editorial: La postura viril de César Chávez

Nada menos que 91 años cumpliría este 31 de marzo el líder de los trabajadores agrícolas César Chávez. La comunidad lo recordó el pasado sábado 24 con un evento que reunió a mucha gente en el Gary Reese Freedom Park.

Maritza Rodríguez, representante de la senadora Catherine Cortez Masto, lo resumió en pocas palabras: me gusta ver a muchos hispanos, a la comunidad, recordando a uno de sus hijos ilustres, a alguien que como todos, con virtudes y defectos, su memoria resiste el paso del tiempo.

Y la del sábado 24 fue incuestionablemente una actividad masiva, quienes hicieron uso de la palabra destacaron el historial de Chávez, sus acciones, la labor conjunta con Dolores Huerta, pero en opinión de muchos la significativa cantidad de jóvenes fue algo que llamó la atención, estudiantes, dreamers, adolescentes que ya conocen de la vida del líder agrícola, y eso es alentador, permite ver el futuro con optimismo... el vaso medio lleno.

A César Chávez, quien nació en Yuma, Arizona, algunos le critican y señalan que fue un obstáculo para inmigrantes que buscaban trabajar en el campo, pero vale apuntar que fue también sin dudas un incansable luchador por los derechos civiles del campesinado estadounidense, enseñó a exigir, a reclamar, a no cruzarse de brazos, a no rendirse nunca, y ese espíritu de combatividad, su apego a lo que consideraba más justo, es válido reconocerlo, al no permitir se pisotearan sus derechos y eld e muchos como él.

Su labor, por un lado, permitió limitar el número de trabajadores indocumentados en el campo, sobre todo si no aceptaban pertenecer al sindicato, y por otro no claudicó nunca a la hora de exigir protección y mejor salario para los agricultores sindicalizados, en su mayoría estadounidenses. Es precisamente su postura contra los abusadores, contra quienes pagaban salarios de miseria sin reparar en el trabajo de los agricutores, lo que muchos recuerdan hoy.

No puede olvidarse que César Chávez fue una pieza imprescindible en lo que respecta a poner fin al ‘Programa Bracero’, que en gran medida denigraba a los inmigrantes que llegaron a este país para realizar labores en el campo; incluso movilizó a campesinos pertenecientes al sindicato para impedir el paso de la frontera por los indocumentados.

Como todo ser humano realizó acciones dignas de aplaudir y otras no tanto, sin embargo, lo primero antes de juzgar a alguien, -con el objetivo de ser lo más justo posible- es ponerse en sus zapatos, tener en cuenta la época que le tocó vivir, las circunstancias que le llevaron a actuar de la manera en que lo hizo, y no reparar a la hora de destacar su postura vertical en defensa de lo que consideraba recto.

No es por gusto que se le considera un luchador incansable por los derechos de los campesinos de los Estados Unidos, exigió siempre mejores condiciones de vida, un salario decoroso; cómo olvidar su labor durante la huelga de recolectores de uvas que exigían mejores salarios...

 

Es importante que la comunidad, y sobre todo los jóvenes, no olviden a Chávez, sus enseñanzas y postura viril a la hora de defender los derechos y reclamar justicia.

 

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