“No puede decirse en qué lugar se habla mejor español, porque no hay un castellano, sino muchos”
Gabriel García Márquez
Este lunes 21 se celebran los primeros 22 años del ‘Día Internacional dedicado a la Lengua Materna’, lo relevante estriba en que se trata del primer idioma que aprende una persona, y el que utilizará como instrumento indispensable para pensar y comunicarse.
¿Por qué se llama lengua materna?
Aseguran los estudiosos del tema que la expresión se emplea como un justo reconocimiento, en las comunidades primitivas era el padre quien salía a buscar, procurar alimentos a la familia, mientras la madre por lo general permanecía junto a los hijos, se ocupaba de enseñarles en su lengua.
Resulta incuestionable hacer todo lo posible por preservar la lengua materna, no puede perderse de vista que cada lengua o idioma está asociado a una cultura, y por supuesto, a una forma diferente de ver la realidad.
La lengua materna, sin equívoco, forma parte de la identidad de cada persona, de ahí lo importante de preservarla.
De manera que es acertada la iniciativa de dedicar un día al año a la lengua materna, aunque su defensa requiera más de los 365; es ella quien facilita que se fomenten valores como la tolerancia y el respeto.
La literatura sobre el asunto deja sentado que la diversidad de lenguas ayuda a entender que existen personas y culturas distintas que es preciso considerar, respetar y tolerar.
Resulta una verdad tan grande como un barco precisar que valores como la tolerancia y el respeto son fundamentales en aras de la paz.
La lengua materna resulta vital a la hora de preservar conocimientos, pues si desaparece, no se emplea, se ‘volatilizan’ conocimientos transmitidos de generación en generación.
La existencia de culturas diferentes contribuye a entender que hay otras formas de ver el mundo, entonces la diversidad cultural, el aprender de lo diferente, también en gran medida tiene que ver o está relacionada con la lengua materna.
La libertad, la igualdad y otros derechos humanos se protegen cuando se impulsa la preservación de las lenguas maternas, la misma que debe hablarse en casa para no perderla, y que a veces los padres no hacen uso de ella para que sus hijos no se sientan excluidos, más si se trata de una ‘lengua minoritaria’.
No hay dudas de que la libertad, la igualdad y otros derechos humanos se protegen cuando se impulsa la preservación de las lenguas maternas, ellas representan la cultura de un territorio, su identidad, valores, su historia, las tradiciones y costumbres, la idiosincrasia de un pueblo.
La lengua habitual familiar que se transmite de generación en generación forma parte de la identidad de cada persona, perduran sus conocimientos, se potencia la libertad, la igualdad de valores éticos y los derechos humanos de todas las sociedades o civilizaciones del planeta, se trata de un patrimonio cultural, que es preciso perpetuar.