“Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”. Séneca
El presidente hizo su trabajo, pero... la Corte Suprema de Justicia (¿?) acaba de propinar un conteo de protección al ya bamboleante sistema migratorio de los Estados Unidos, lo tiene al borde del nocao, sin embargo... siempre hay tiempo para reparar una injusticia, sólo que en ocasiones la reparación suele llegar tarde.
Dicho en palabras más crudas, objetivas: la justicia de este país -formado por inmigrantes-, acaba de darle la espalda a millones de emigrantes; la Corte Suprema, con su ridículo empate a 4, bloqueó el plan de inmigración dedsl inquilino de la Casa Blanca.
Durante más de dos décadas el mencionado sistema ha sido exactamente lo que es: un submarino con la escotilla abierta. A estas alturas del juego, aún sin confirmar al juez Merrick Garland, toca a millones de personas deseosas de trabajar, retribuir al país, ayudar a su familia, de mantenerse unidas, ‘bailar con la más fea’, por obra y gracias de quienes a la hora de impartir justicia y ver las cosas de manera transparente, prefieren mirar a otro lado.
Urge completar el equipo de nueve miembros de la Corte Suprema de Justicia y convocar a una nueva audiencia. Dice el refrán: rectificar es de sabios. Se impone volver sobre lo andado y hacer las cosas de la mejor manera, reflexionar con una pizca de sensibilidad, actuar de manera sensata, reconocer lo que es justo. Actuar de otra forma es sencillamente enviar a esta gran nación por el camino equivocado, jugar de manera irresponsable con el presente y lo que es peor... con el futuro.
Posponer la propuesta del mandatario o ‘mandarla por un tubo”, es una decisión pésima, decepcionante, que deja mucho que desear. Si alguien tenía confianza en la mencionada Corte, ya ésta se fue a bolina. Cuando se pierde la confianza las cosas “huelen” mal, entonces es preciso recomponer, reparar, arreglar, tomar el toro por los cuernos y resolver el problema. Dilatar, posponer, dejarle la ‘papa caliente’ a otros, es una especie de curita de mercuro cromo que se antoja INACEPTABLE.
Los cálculos señalan que alrededor de cinco millones de personas se beneficiarían con la ampliación de DACA (Acción Diferida para los llegados en la Infancia) y la aprobación del DAPA, una especie de alivio migratorio, que dicho sea de paso conviene a miles en el valle de Las Vegas. Miles, millones de personas consideran con razón que no reciben la JUSTICIA que merecen. De esa forma el país no hace más que retroceder.
El miedo, la incertidumbre se enseñorea en los hogares de numerosas familias, se impone el temor a la separación, y por otro lado un grupo considerable se ve privado de un derecho humano que nadie debe y puede barrenar: el derecho al trabajo y darle una vida mejor a la familia, a los padres, a la esposa (o), a los hijos. Cuánto de mezquino, de injusto hay en quienes se oponen a esto.
Muchos corroboran, una vez más, porque a la justicia la pintan ciega. Solo que no hay peor ciego que el que no quiere ver.