Editorial: La hepatitis, un enemigo mortal

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Julio es un mes ‘cargado’ de efemérides, muchas de ellas de alcance mundial, por ejemplo, el pasado martes 21 se celebró en todas partes el Día de quien se considera ‘el mejor amigo del hombre’, el PERRO.

De seguro el 21 su mascota (el perro) comió de lo mejor que hay en casa, lo sacaron a recorrer la cuadra, quizás hasta lo bañaron, o... ¿la efemérides pasó por alto? Por favor, que el Coronavirus, las preocupaciones, y las indicaciones sanitarias, no provoquen que algunos olviden a ese fiel amigo.

Sin embargo una fecha de este mes (el 28) acapara la atención de millones de personas, se trata nada más y nada menos que del ‘Día Mundial contra la Hepatitis’, una fecha escogida desde hace años en la batalla por concientizar, llamar la atención sobre esta patología que muy bien puede derivar en cáncer del hígado, o sea, se trata de una enfermedad de la que es preciso conocer lo más posible.

Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren cerca de un millón y medio de personas aquejadas por la hepatitis B o C, que a decir de los expertos clasifican como las más peligrosas para la vida.

Azotada por el Coronavirus, la humanidad no puede poner a un lado, descuidarse del virus de la hepatitis (A,B,C,D y E), causantes de la muerte de miles de personas cada día. El año pasado, más o menos por esta fecha, se calculaba que padecían hepatitis B alrededor de 260 millones de personas, y más de 70 millones hepatitis C. 

Los científicos han prestado tanta atención a esta patología que ya existe una vacuna segura, eficaz, dirigida a prevenir la hepatitis, y que ya se administra a los neonatos (recién nacidos), de manera que no está lejos el día en que la humanidad pueda gritar a voz en cuello que en el futuro los casos de esta enfermedad serán muy aislados o prácticamente nulos.

Mientras el número de fallecidos por VIH y tuberculosis (por poner sólo dos ejemplos), disminuye a instancia mundialista, lamentablemente la cantidad de muertes por hepatitis aumenta, por eso no tiene sentido el descuido, el confiarse, el no ir al médico.

La hepatitis A, al menos en los Estados Unidos, se contagia a través de relaciones sexuales, cuidar a una persona contagiada, uso de drogas... para evitarla o prevenir está indicada una vacuna. Mantener la higiene personal y sobre todo con los alimentos también ayudan a evitar contagios. En los llamados países subdesarrollados el contagio anda por las nubes.

Una madre enferma puede contagiar a su pequeño si éste no está vacunado contra la hepatitis B, otras personas pueden enfermar por contacto con la sangre, líquidos corporales, drogas inyectables. La vacuna contra este virus es la forma más eficaz de evitar la patología, que puede derivar de una afección leve hasta una enfermedad crónica, y provocar la muerte.

 

Todo cuidado es poco para evitar contagiarse con hepatitis, por eso, ante síntomas como el color amarillento de la piel y los ojos, la fatiga, el deseo de vomitar (nauseas), fiebre, acuda al médico, no lo deje para después, puede ser tarde.

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