Editorial: La felicidad se construye con acciones

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No es el objetivo... la felicidad es el camino

Cada 20 de marzo en muchos países se celebra ‘El Día Internacional de la Felicidad’. La efemérides fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 28 de junio de 2012.

La fecha en cuestión invita a reflexionar sobre la importancia de la felicidad, las acciones a materializar para alcanzarla, despojados de la envidia, la miseria humana, los hechos censurables que demeritan el quehacer de los seres humanos.

Por la importancia que tiene la felicidad en la vida de una persona, existe una jornada dedicada a abordarla. El 20 de marzo es (debe ser) un momento excelente para reflexionar sobre aquello que le da sentido a la vida, lo que más importa de ella.  

Más allá de relacionarse exclusivamente con momentos de alegría, la felicidad es un concepto amplio, a tal punto que muchas personas esgrimen argumentos y conceptos diferentes.

“Es tener salud”, dicen unos; “es lo que siento al ver crecer a mis hijos como personas de bien”, apuntan otros; “es ese momento en que puedes hacer tus sueños realidad”; “soy feliz cuando se reúne la familia”... de manera que son muchos los criterios en torno a la felicidad. 

Instituida por la ONU, el 20 de marzo (y por supuesto, otros días) se debe enfatizar en la necesidad de crear entornos que fomenten el bienestar, la igualdad y la justicia social como parte del desarrollo económico de las naciones, de los hombres mismos.

Está claro que felicidad es una palabra que resuena en todos y todas. Es un estado que por lo general se confunde con la alegría, un sentimiento de exaltación, algarabía, entusiasmo, emoción, entre otros. Sin embargo, no se trata solo de sonrisas o momentos estimulantes, emotivos. 

La felicidad está sujeta a la valoración individual -depende del cristal con que se mire- de lo que se experimenta cada día.

Tiene que ver también con lo que se espera y se recibe, y ahí salen a relucir las decepciones, que sin dudas estropean la felicidad. Urge crecerse ante acciones miserables, es menester empeñarse, hacer el mayor esfuerzo por desarrollarse, crecer... ser feliz. 

Este día (20 de marzo) pone en el centro de atención la situación individual y colectiva, en cuyo bienestar intervvienen diferentes aspectos: la salud, la cobertura de las necesidades básicas, el acceso a la educación, el ocio, la tenacidad, la tolerancia a la frustración, entre otros. 

En todo esto interviene, tiene que ser así, el desarrollo económico, una sociedad igualitaria y equitativa, aunque este aspectos para numerosas personas no pase de ser una quimera. Todo ello junto a la búsqueda de una sociedad cuya base sea el bienestar integral de sus ciudadanos.

Cuando se trata de felicidad, influye el bienestar físico y mental, apoyo social, relaciones interpersonales de calidad, la libertad y autonomía, igualdad y justicia social, educación y acceso a la información, crecimiento económico, un gobierno (transparente), paz y seguridad, cultura e identidad.

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